Porqué disciplinar a los miembros que se ausentan?
Una de las más claras enseñanzas de las Escrituras es el deber de todo creyente de unirse a una iglesia local. Nadie puede llamarse Cristiano si no está unido a un cuerpo local de creyentes. Como bien lo han dicho otros teólogos, “el llanero solitario no existe en el Cristianismo.”
Pues, este es uno de los principales pecados en el Cristianismo de nuestros tiempos. Es triste ver como los que profesan fe en el Señor Jesucristo ignoran y en el peor de los casos se niegan a unirse a una iglesia local. Su idea del Cristianismo es el de uno en el que no hay un compromiso con otros creyentes. Y esto no es otra cosa que el espíritu del mundo impactando su manera de pensar; no es otra cosa que el mundo moldeando su cosmovisión.
Sin embargo, para los Bautistas Particulares del siglo XVII, así como para los Reformadores del siglo XVI, el cristiano debía pertenecer a un cuerpo local de creyentes. Esto era lo que habían visto claramente en las enseñanzas de la Biblia. La Confesión Bautista de Fe de Londres de 1689 afirma esto en el capítulo 26,
Todos los creyentes están obligados a unirse a iglesias locales cuando y donde tengan la oportunidad de hacerlo. Asimismo todos aquellos que son admitidos a los privilegios de una iglesia también están sujetos a la disciplina y el gobierno de la misma iglesia, conforme a la norma de Cristo.” Párrafo 12
Para los Bautistas Particulares esto era esencial. Si usted decía ser cristiano y no pertenecía a una iglesia local, usted estaba poniendo su Cristianismo en duda. Ser Cristiano implicaba ser miembro de una iglesia local, y ser miembro implicaba estar comprometido con ella, sirviéndole al Señor sirviéndole a Su cuerpo con los dones que el Espíritu le ha dado soberanamente a él. Es por ello que la misma Confesión de 1689 dice en el párrafo 5,
En el ejercicio de este poder que le ha sido confiado, el Señor Jesús, a través del ministerio de su Palabra y por su Espíritu, llama a si mismo del mundo a aquellos que le han sido dados por su Padre para que anden delante de El en todos los caminos de la obediencia que Él les prescribe en su Palabra. A los así llamados, Él les ordena andar juntos en congregaciones concretas, o iglesias, para su edificación mutua y la debida observancia del culto público, que Él requiere de ellos en el mundo.“
Es decir, los Bautistas Particulares y los reformadores, no sólo entendían que la Biblia enseñaba que Dios le ordenaba a los creyentes ser miembros de iglesias locales, sino que les ordenaba observar las reuniones públicas de adoración. Es decir, ningún creyente debe, según lo entendemos de las Escrituras, ausentarse de las reuniones de la Iglesia local. Porqué? Porque está pecando contra el Señor! Es por esto que Matt Schmucker escribió un artículo en la página del ministerio IX Marks argumentando la necesidad de que la iglesia local discipline a todos aquellos miembros de sus iglesias que se ausentan constantemente de las reuniones dominicales de la iglesia. En su artículo Schmucker dice,
Algunos miembros de iglesias están incapacitados para asistir regularmente a la iglesia por enfermedad o necesidad. Otros, sin embargo, deliberadamente prefieren no asistir a la iglesia de la cual son miembros. Tales no-asistentes tienen un efecto tóxico sobre la iglesia.”
Y luego, el autor procede a enumerar algunos de estos efectos tóxicos que estos miembros tienen sobre la congregación,
- Hacen que el evangelismo sea más difícil. Todos los que porten el nombre de Cristo -como es afirmado por su iglesia al llamarlos “miembros”-pero que voluntariamente deciden vivir sus vidas aparte de la comunidad actual de creyentes está practicando un robo de identidad. Ellos han tomado el nombre de Cristo, pero ellos no se identifican honestamente con Su cuerpo, la iglesia local. Viviendo vidas sin rendir cuentas, hacen del evangelismo más difícil para otros Cristianos, porque, frecuentemente ellos no está viviendo como Cristianos.
- Ellos confunden a los nuevos creyentes. Los nuevos creyentes necesitan buenos ejemplos. Cuando la doctrina que ellos están siendo enseñados no está en sintonía con los ejemplos que ellos ven en los que se ausentan, ellos quedan confundidos. Ellos son llevados a pensar que uno puede ser “cristiano” y sin embargo no tener una conexión con el cuerpo de Cristo. Los no-asistentes no sólo son malos testigos, sino malos ejemplos. Ellos desprecian y desobedecen múltiples pasajes de la Escritura y fallan al moldear el carácter de Dios de la manera más básica, a pesar de que afirman ser Sus hijos adoptivos.
- Ellos desaniman a los asistentes regulares. Cuando una iglesia permite que los no-asistentes permanezcan como miembros, ellos efectivamente le extraen el significado a la membresía, lo que hiere y desanima a los fieles.
- Ellos preocupan a los líderes. Hebreos 13: 17 dice, “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.” A la luz de este versículo, un pastor o un anciano fiel debe sentirse responsable por el estado espiritual de cada miembro de su grey. Como un padre preocupado por su hijo que no llega a casa tarde en la noche, un buen pastor no descansa hasta que todas sus ovejas estén bien cuidadas. Los no-asistentes hacen de esta tarea algo casi imposible.”
Es realmente triste ver esos casos. Personas que afirman ser cristianos pero que no tienen un deseo de pertenecer y comprometerse con una iglesia local. “Por lo tanto,” afirma Schmucker, “si un miembro de la iglesia persiste en el pecado de la no-asistencia a pesar de extendidas y pacientes reprimendas, la iglesia debe excomunicarlos por desobedecer sin arrepentimiento Hebreos 10: 24-25.”
Quiera Dios concedernos a todos nosotros, cristianos, un corazón por la iglesia local, esa representación visible de la Iglesia universal, por la cual Cristo dio Su vida. Amemos la iglesia local! Comprometámonos con ella! Sirvámosle a Cristo comprometiéndonos con Su pueblo allí! Pueden leer el artículo original aquí.