Dios no pasó por alto nuestro pecado!
La semana pasada fuimos bendecidos en la Conferencia Reformada en Montana. La palabra fue predicada por siervos de Dios fieles y aplicada por el Espíritu Santo en nuestros corazones. Pero, especial fue la predicación del domingo pasado por el misionero Scott Doherty, un hermano que está en Costa Rica aprendiendo español en preparación para su viaje a Perú para evangelizar y plantar iglesias, y que se ha estado congregando en nuestra iglesia con su familia.
Scott predicó el texto en 2 Samuel 12: 1-15 en el cual se nos narra la historia de la amonestación que le hizo el profeta Natán a David, el rey de Israel.
Para mostrar el punto que quiero hacer el día de hoy debemos recordar brevemente la historia. David, el rey de Israel, se rehusó a salir con su ejército a la guerra contra uno de los pueblos enemigos, los amonitas. Es importante recordar que este fue una irresponsabilidad de parte del rey, ya que esa era la época en que “salen los reyes a la guerra” (2 Samuel 11: 1). Porqué no salió David con su ejército? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que David no estaba cumpliendo con su deber como rey.
Esta irresponsabilidad llevó a David a tener tiempo libre el cual aprovechó para pasearse por el terrado de la casa real. Fue durante ese paseo que vo a una mujer llamada Betsabé bañándose. Su irresponsabilidad como rey llevó a David a codiciar la mujer de su prójimo. El rey preguntó por ella y le fue dicho que era la mujer de Urías, uno de sus guerreros. Sin importarle esto, sino dejándose llevar por la lujuria de su corazón, mandó a llamar a la mujer y al final se acostó con ella.
Quién iba a darse cuenta de lo que había sucedido? David creyó que su pecado iba a quedar oculto. Ya había satisfecho los deseos perversos de su corazón y no tenía porque saberse. Tal es la incredulidad del corazón del hombre! David conocía a Dios, pero un pecado tan pequeño como el ser irresponsable en su trabajo lo llevó a el pecado de la lujuria y luego a su incredulidad. David debió saber que Dios era omnisciente, que nada podía ser ocultado de Jehová! Pero, endureció su corazón con el fin de disfrutar los deseos de su corazón y pecó contra el Señor.
Sin embargo, el pecado tuvo consecuencias: Betsabé quedó embarazada! Y ahora qué? Qué iba a hacer David? Si esto se llegaba a conocer sería un escándalo para David! Noten lo terrible del endurecimiento: David no estaba preocupado por lo que Dios pensara, sino por lo que fueran a pensar de él. Qué hizo? Mandó a llamar a Urías del frente de batalla con el fin de que se acostara con su mujer y así engañar a todos para que pensaran que el hijo sería de Urías. Sin embargo, el guerrero era un hombre recto. Él no podía satisfacer sus deseos mientras sus hermanos estaban luchando contra sus enemigos, y se rehusó a complacer el mandato del rey y volvió a la guerra.
Pero, el pecado de David no se detuvo allí! El pecado debía esconderse a toda costa! Qué era lo único que quedaba por hacer? Mandar a matar a Urías. Eso le daría la oportunidad al rey de tomar a la esposa que había quedado viuda recientemente y así esconder su pecado. Entonces, le ordena a los jefes de su ejército que coloquen a Urías al frente de la batalla para que lo marten sus enemigos. Y así sucedió!
“Ahora sí,” quizás fue lo que pensó David, “ya puedo descansar. Nadie se dio cuenta de lo que ocurrió!” Para demostrar la incredulidad de su corazón, Dios envía a Natán, uno de sus profetas para darle un mensaje a David y demostrarle que había uno que conocía todo lo que había sucedido: Jehová!
Natán llega a David y le cuenta una historia con el fin de mostrar el corazón de David y todo el pecado que en él había. Luego de la historia Natán amonesta al rey y le acusa de haber pecado contra el Señor. Dios envió a Natán con el fin de demostrarle a David que no le podía ocultar nada a Él, pues Él es Jehová, quien le había dado todo a David y le hubiera dado más.
Es interesante lo que sigue, pues viendo lo que estaba sucediendo con el corazón de David -endureciéndose cada día más- uno hubiera pensado que David pudo haber hecho algo peor. Si la intención de David era ocultar su pecado a toda costa, uno hubiera pensado que el rey pudo haber matado a Natán y así ocultarlo todo. Pero, eso no fue lo que hizo. Dios tuvo misericordia de él y no le permitió seguir endureciendo su corazón, sino que le otorgó el arrepentimiento. Cuando David escuchó la amonestación del profeta tuvo tristeza en su corazón por haber pecado contra Jehová (2 Sam 12:13). Dios no le permitió seguir endureciendo su corazón.
Ahora, lo interesante es lo que le dice Dios a David por medio de Natán, “También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás” (2 Sam 12:13). Dios “ha quitado tu pecado.” Piensen en esto: qué merecía David? Bueno, como lo dice la ley, todo aquel que peque debe morir por su pecado. David merecía morir! Pero, no murió, sino que Dios quitó su pecado. Ciertamente Dios es misericordioso y es un Dios de amor, pero también es Santo y Justo. Tan Santo y Justo que la Biblia dice,
!!Jehová! !!Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; 7 que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado” Exodo 34: 6b-7
Dios ciertamente es un Dios perdonador, sin embargo todo pecado debe ser castigado. Cómo, entonces, quitó Dios el pecado de David? Simplemente si Dios lo hubiera dejado pasar así no más, sin castigo, demostraría que Dios es injusto y que no es Santo como Él lo ha afirmado. Pero, eso no fue lo que Dios hizo! Dios no dejó pasar por alto el pecado de David, así como tampoco pasó por alto nuestros pecados. Dios castigó el pecado de David y el de todo Su pueblo. Simplemente que no lo hizo en David, así como no lo hizo en cada uno de nosotros.
Pablo lo dice así en la epístola a los Romanos,
21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.” Romanos 3: 21-26
Y luego en la segunda carta a los Corintios,
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” 2 Corintios 5:21
Es decir, Dios castigó los pecados de David en Cristo Jesús, Su Hijo Amado. Fue con ese propósito que lo envió al mundo, “para salvar a Su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21). Cómo? Primero, porque sólo el Hijo podía obedecer la Ley de Dios a la perfección, y esto era algo que Dios requería, pues los que le vería debían “ser justos como Él es justo.” Y para ser justos había que obedecer la Ley a la perfección. Y esto sólo Jesús lo pudo hacer.
Segundo, propiciando Su ira castigando a Su Hijo en lugar de Su pueblo, por los pecados de ellos, pues Él no tenía pecado, pues fue perfecto (Hebreos 9:28). Dios descargó la copa de Su ira, que debía ser derramada sobre Su pueblo por causa de sus pecados, sobre Su Hijo, el cordero sin mancha, para poder perdonarlos.
Sin castigo no puede haber perdón. Sin embargo, si Dios hubiera castigado a David por su pecado, éste debía ir al infierno por la eternidad, pues había violentado la infinita Santidad de Dios con su maldad. Entonces, lo único que podía haber sido hecho es que otro fuera castigado en lugar de David, y el único que pudo hacer esto y vivir era Jesucristo, Dios-hombre.
Dios, como a David, no pasó por alto nuestro pecado, sino que siendo infinitamente Justo y Santo, castigó nuestros pecados en Cristo, a quien hizo pecado por nosotros, para imputarnos a nosotros la justicia perfecta de Cristo. Sólo así podía el pueblo de Dios ser salvo de la ira de Dios y vivir por la eternidad. El perdón de nuestros pecados fue hecho a gran costo para Dios: la vida de Su Hijo (Salmo 22).
Qué meditemos siempre en el evangelio de Jesucristo!
Excelente Eduardo..Muy buen resumen del verdadero evangelio..y este articulo me hizo pensar que Dios usa a hombres valientes para reprender el pecado de los hombres a traves de la predicacion, porque eso fue exactamente lo que hizo el profeta Natan, transmitio la revelacion de Dios a David y eso fue lo que llevo a David a arrepentirse..Quiera Dios levantar hombres como David que se vuelvan de sus pecados pero tambien Hombres como el profeta Natan para que transmitan el evangelio fielmente.Que Dios nos haga uno de ellos.
Bendiciones..
Eduardo…estas tambien leyendo el libro the stranger de Albert Camus junto con el profr. Leland Riken??
http://thegospelcoalition.org/blogs/tgc/2012/04/22/commending-the-classics-introducing-the-stranger/
y que opinas del libro?
Saul,
No le he leído. Voy a seguir la lectura. Gracias.
Hno. Para mi ha sido una verdadera bendicion estudiar esta porcion biblica y me gustaria me siga enviando toda la informacion cada semana ya que me nutro espiritualmente de esta
Que El Senor Jesucristo bendiga ricamente cada vez mas este hermoso ministerio
Atte
Pastor A. Eduardo Mtz.