Porqué No Oramos?
La pregunta es la siguiente: Porqué razón no oramos como deberíamos? O podría plantearla de la siguiente manera: Porqué razón no oramos con la frecuencia e intensidad con la que deberíamos?
Esta es una pregunta sumamente importante, especialmente para aquella persona que diga ser un cristiano. Es cierto que hoy en día cualquiera se puede autodenominar un “creyente,” pero yo estoy hablando de aquellos que afirman haber nacido de nuevo. Aquellos que dicen haber experimentado el poder regenerador del Espíritu Santo que les ha dado vida espiritual. Haber experimentado ese poder vivificador que sólo Dios puede realizar para traer a una persona de las tinieblas a la luz (2 Corintios 4: 3-6). Para esas personas, poder responder esta pregunta es de suma importancia.
Y es importante precisamente porque nuestro Señor Jesucristo esperaba que la iglesia orara. El señor no sólo esperaba que la iglesia corporativamente fuera un cuerpo que se mantuviera en constante oración, sino que también esperaba que cada miembro que componía ese cuerpo orara constantemente. Leemos las palabras de Jesús en el evangelio según Mateo, “Y cuando ores…” (Mateo 6: 5) y un versículo después, “Mas tú, cuando ores…” Jesús daba por un hecho que sus seguidores eran personas de oración constante. Noten que no dice, “Si oran…” Orar no es una opción para el verdadero discípulo de Jesús. Tan importante debería ser nuestra consideración a esta pregunta especialmente por lo que decía Spurgeon, “Ningún hombre que no ora puede estar en el reino de los cielos” (Comentario Mateo 6).
Entonces, porqué no oramos? Porqué podemos levantarnos cada mañana, besar a nuestra esposa e hijos, desayunar, ir al trabajo, almorzar, volver a nuestros hogares, cenar, acostarnos y no orar? O Porqué oramos sólo cuando nos acordamos que deberíamos dar gracias a Dios por nuestro alimento, nuestro trabajo, nuestro salario, nuestra familia? Porqué fallamos tanto en esto de la oración? Mi respuesta es la siguiente: por falta de fe!
He meditado mucho en esta pregunta, especialmente cuando me veo enfrentado, en ciertas ocasiones, por el Espíritu Santo a mi propia negligencia. Y mi conclusión es que no oramos porque por causa de nuestra propia negligencia no hemos visto el mundo con los lentes correctos. Digo que es por nuestra propia negligencia precisamente porque mi argumento es la falta de conocimiento que hay en muchos creyentes con respecto al mundo en el que vivimos, y no quiero que alguien piense que debemos culpar a Dios porque no nos ha dado un mayor conocimiento de este tema. Pues la verdad es que Dios nos ha dado suficiente conocimiento del mundo y sus peligros en Su palabra y es por causa de nuestra propia negligencia que no hemos aprendido a ver el mundo como Dios lo ve.
Muchos creyentes no quieren dejar los lentes con los que interpretan el mundo porque están cómodos con ellos. Ya se han familiarizado tanto con esa cosmovisión que no desean cambiar la manera en la que han aprendido a ver este mundo. Y esto es especialmente frecuente en Occidente, ya que aquí todos estamos cómodos, muchos tenemos trabajos estables, no nos hace falta comida, tenemos ciertas comodidades a las cuales nos hemos acostumbrado, y entonces, hemos querido aferrarnos a una incorrecta interpretación del mundo y rechazar lo que la Biblia dice de él.
Pregúntenle a un creyente africano, o iraní, o en la India, si cree que puede pasar un minuto de su vida sin orar. Su respuesta será un no! Porqué? Porque ellos están experimentando la descripción del mundo que hace la Biblia. Ellos están experimentando la maldad y el pecado que abunda en este mundo caído. A ninguno de ellos le pasaría por la cabeza dejar de orar. Cuando se levantan oran dándole gracias a Dios porque han podido despertar con vida! Cuando comen oran y dan gracias a Dios porque Él les ha proveído un poco de arroz! Cuando salen de sus hogares oran pidiéndole a Dios ayuda y cuidado para que no se topen con un radical que quiera cortarles la cabeza por profesar a Cristo como Señor! Ellos oran siempre.
Pero nosotros no oramos por falta de fe! Y quiero ilustrar mi respuesta con un ejemplo bíblico. En Mateo 26: 36-46 leemos lo siguiente,
36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. 37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. 38 Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. 40 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? 41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. 42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. 43 Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. 44 Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras. 45 Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. 46 Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.”
En este pasaje tenemos una triste descripción del caracter de los discípulos del Señor en Getsemaní. Jesús conociendo la hora que viene se aleja con ellos para orar. El Señor les ordena a sus discípulos velar con Él en oración. Sin embargo, no una, sino en tres ocasiones el Señor vuelve a donde ellos están y los encuentra dormidos. Qué fue lo que les ocurrió a los discípulos? Mi respuesta: falta de fe! Ellos no pudieron entender lo que Jesús en varias ocasiones les dijo claramente, que su hora se acercaba, que sería crucificado a manos de los paganos. Su falta de fe les impidió ver el mundo tan peligroso en el que vivían y su necesidad de Dios.
Ok! He dicho que no oramos por falta de fe. Pero, porqué! No creemos en el Señor Jesús? Ciertamente! No creemos que Él es nuestro único Salvador y Redentor? Ciertamente! El problema está en que muchos creemos que no dependemos sólo de Él. Estamos tan cómodos con nuestras vidas-el mundo no ha sido tan despiadado con nosotros-que creemos que por sí solos podemos estar bien. No oramos porque nos sentimos independientes. O para decirlo de una manera más clara: No oramos porque no nos sentimos tan dependientes de Dios.
Es decir, no oramos al levantarnos porque confiamos en nuestra juventud o en nuestra fortaleza física. No oramos antes de comer porque confiamos que nuestro trabajo proveerá el pan de mañana. No oramos cuando salimos de nuestros hogares porque creemos que nosotros podemos ser lo suficientemente cuidadosos cuando manejamos al trabajo. No oramos cuando estamos con nuestros hijos porque creemos que nosotros podemos protegerlos de cualquier mal. En fin, no oramos porque creemos que no necesitamos a Dios!
Aquí muchos pegarán un brinco al cielo diciendo: “Yo si creo necesitar a Dios!” Entonces, porqué no oras como deberías?
Orar, decía Spurgeon, “jala la cuerda hacia abajo y suena la campana de arriba en los carros de Dios. Algunos escasamente suenan la campana, pues oran tan lánguidamente; otros le dan un jalón ocasional a la cuerda; pero aquel que gana el cielo es el hombre que toma la cuerda con atrevimiento y jala continuamente, con todo su poder.”
Orar significa reconocer con humildad que necesitamos a Dios en todo y para todo. Orar significa reconocer que Él es el Dador de vida. Orar significa manifestarle al mundo que somos débiles y que sin Dios como guía estamos perdidos. Orar significa reconocer que Dios es el Recompensador. Es reconocer que fuera de Él no hay nada en que confiarse, ni siquiera en nosotros mismos. Orar significa reconcer que nuestra carne es débil, y que sin Dios seremos víctimas de su maldad. Por último, orar significa reconocer que el mundo en el que vivimos es malo y que sin la ayuda de Dios estamos en peligro.
Aquel que ora es aquel creyente que por el estudio diligente de la palabra se ha quitado los lentes viejos y se ha puesto los lentes que sirven para poder ver correctamente el mundo en el que vive. Es aquel que reconoce que sin Dios todo es perdición.
Si verdaderamente decimos ser creyentes, lo demostraremos en nuestras oraciones. No sólo en nuestra frecuencia, sino también en la intensidad de las mismas (vean el ejemplo de un verdadero creyente en oración).
Entonces, pidámosle a Dios que aumente nuestra fe! Y que podamos ver el crecimiento de la misma en nuestra manera de orar. Esto es necesario!
Suscribete para recibir actualizaciones de entradas como esta.
Suscribete por email.
Suscribete al podcast por iTunes.
Únete al grupo en Facebook aquí.
Apoya este sitio visitando los patrocinadores aquí.
Me recuerda una frase que leí alguna vez que decía que la mejor manera de definir a un cristiano es aquel que tiene a Dios como padre.
Una entrada buenísima Eduardo, dale gracias a Dios por ella por favor.
Al poco de convertirme, un anciano de mi iglesia me dijo que la calidad de un cristiano, se mide por la intensidad de su oración.
Primero pensaba que quería decir que la oración debía ser muy sentida, pero después entendí que se refería al nivel de comunión, de constante e íntima relación con Dios.
:|
Renton,
Es una excelente reflexión la de ese hombre. Gracias por compartirla.
Dios quiere, por sobre todas las cosas, que le conozcamos y la manera más directa de hacer esto es a través del estudio de Su Palabra y la constante oración con Él. Y continuando con las reflexiones, Martín Lutero decía (parafraeseando): “Hoy tengo tantas cosas que hacer, que si no oro cuando menos tres horas no podré realizarlas…”
Sin lugar a dudas la falta de oración muestra soberbia; en ocasiones, nos consideramos “autosuficientes” para obrar sin la protección de Dios pero…
Dios dice en Juan 15:5 “Porque separados de mí nada podeís hacer” Él es la vid y nosotros los pámpanos
Ahora bien, la parte amable de la anterior afirmación es Fil. 4:13 que dice “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
Sin oración estamos separados de Él y nada podemos hacer; pero en Cristo, bajo la cobertura que nos brinda la oración todo lo podemos.
Eduardo,
Cuando dice que “Dios busca adoradores que le adoren en Espíritu y en Verdad” dice que Él busca hombres y mujeres que íntimamente se relacionen con Él y eso se logra sólo con la oración. Cúan diferente es cuando se ora temprano en la mañana, va a su trabajo y allí sigue adorando? a diferencia de hacer lo opuesto y que tristemente he vivido esa terrible experiencia por mi falta de disciplina y fe. Dios quiere que sus hijos tengan un hábito fijo y es orar siempre no importando nuestras condiciones y circunstancias. Muchas veces tenemos tanto conocimiento bíblico que se nos olvida lo elemental y lo principal que es la oración. Cuando Cristo menciona que “separados de mí nada podeis hacer” no excluye la oración sino que la incluye como el motor que mueve nuestra fe o como decia Spurgeon que la “oración es la llave que abre el cerrojo del cielo”.
Ojalá no seamos la clase de heraldos que habiéndo sido para otros vengamos a ser descalificados ante Dios por nuestra falta de oración. En realidad no tenemos excusas,
bendiciones.