Es Roma Suficiente?
El domingo anterior escribí un poco acerca del pasaje en 2 Corintios 2: 14-17, en el cuál Pablo hace una pregunta muy interesante: “quién es suficiente?” Suficiente para qué? Lo que el apóstol quiere preguntar es: Quién está capacitado, calificado, o habilitado para predicar el evangelio? Esto es lo que la palabra en griego koine ἱκανός (hikanos/suficiente) quiere decir.
El argumento de Pablo es que los que predican la palabra de Dios-sin adulterarla, sin tener un deseo de mercadearla por dinero, predicándola como si estuviesen delante de la presencia de Dios, sabiendo que son enviados por Él, sinceramente, predicando el evangelio sin mancha, puro, y sobre todo en Cristo o bajo la autoridad de Cristo-son los suficientes. Estos son los que demuestras haber sido capacitados por Dios para llevar Su evangelio a todos los hombres.
Entonces, la pregunta que salta a mi mente es la siguiente: es el Catolicismo Romano suficiente para estas cosas? Y la respuesta que salta de las páginas de la Biblia es una negativa. Noten que Pablo continúa en la misma epístola a probar que él es suficiente para la tarea. Dios tomó a Pablo, lo regeneró, lo envió hasta los gentiles para que predicara el evangelio. Pablo afirma en muchas de sus epístolas que esto fue lo que hizo. Nunca buscó hablar con palabras de sabiduría humana, intentando hacer el mensaje divino más apetecible a los hombres, sino que se dedicó a predicarlo sinceramente, es decir, puro-sin alteraciones. Dos capítulos antes escribe a los corintios,
Porque nuestro motivo de gloria es éste: el testimonio de nuestra conciencia de que nos hemos conducido en el mundo (y especialmente ante vosotros), con sencillez y la sinceridad que proviene de Dios, y no en sabiduría humana, sino en la gracia de Dios.”
Cuál es la prueba de que hizo esto? En el capítulo tres de la segunda epístola a los Corintios dice,
¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O acaso tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de vosotros? 2 Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres. 3 Es evidente que vosotros sois carta de Cristo, expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de corazones humanos.” 2 Corintios 3: 1-3
La prueba más fidedigna de que había predicado el verdadero evangelio es que Dios se había movido en medio de su predicación y había recogido a sus ovejas perdidas. Estos creyentes eran la carta de presentación de Pablo indicando que él estaba capacitado por Dios para predicar el evangelio. Pablo era fiel a Dios y Su mensaje, y tenía muy claro que las conversiones las daba Dios por medio de la proclamación del evangelio puro, no del adulterado (Romanos 10: 1-15).
Ahora, tampoco quería Pablo dar la impresión que él pensaba que era suficiente por sí mismo. Muy lejos está la honestidad de Pablo y su integridad de la de muchos predicadores hombres hoy en día. Lean muy bien lo que escribe,
4 Esta confianza tenemos delante de Dios, por medio de Cristo: 5 no que seamos suficientes en nosotros mismos, como para pensar que algo proviene de nosotros, sino que nuestra suficiencia proviene de Dios. 6 El mismo nos capacitó como ministros del nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu. Porque la letra mata, pero el Espíritu vivifica.” 2 Corintios 3: 4-6
Pablo tenía muy claro que la capacitación no había surgido de su intelecto. Ciertamente Pablo era un hombre sumamente sabio y con un gran intelecto. Por ello fue fariseo de fariseos. Pero lo importante es notar que el apóstol no consideraba que su suficiencia viniera de él mismo, sino que entendía que había sido capacitado por Dios para la obra de la predicación de Su evangelio. Pablo dice, “Él mismo nos capacitó.” Y cuál fue la prueba de que Dios fue quien los capacitó? De nuevo, el apóstol lo menciona: que por medio de la proclamación del evangelio por medio de Pablo, había pruebas de vida espiritual entre los hombres a los que se les predicaba. El Espíritu Santo se movía regenerando corazones mientras Pablo predicaba un evangelio puro.
Porqué es el Catolicismo Romano insuficiente?
Cuando analizamos las creencias romanistas a la luz bíblica es claro que el Vaticano predica un falso evangelio. Ellos creen en un dios diferente al Dios de la Biblia. Su dios es débil, no es tan santo, no es tan justo, no odia tanto el pecado, y no puede salvar a nadie. Es un dios que no puede hacer lo que quiere (comparar con el Dios de la Biblia). Como una iglesia pelagianista, afirman que el hombre no es tan malo; que el pecado no es tan grave, y por lo tanto, el Dios de la Biblia no ha sido tan ofendido por la rebelión del hombre.
Al apoyar su teología en la bondad inherente del hombre, el Dios de la Biblia ha sido reducido a un ser que está eternamente frustrado, pues no puede hacer lo que ha dicho que haría en la Biblia. Es por lo tanto un dios débil el que es predicado por los romanistas. El hombre tan sólo necesita un poco de gracia para poder trabajar. Trabajar en qué? En su salvación? Dios, dicen los romanistas, le otorga mediante la infusión, Su gracia a los hombres que son bautizados en su niñez, y es por medio de esa gracia que el hombre puede ahora, de su propia voluntad obrar buscando su propia justificación. Cuál es el evangelio de Roma? El hombre es justificado por la fe más las obras. Cristo y su cruz se convierten, en consecuencia, en algo innecesario. Si el hombre puede alcanzar la justificación por sus propios medios, entonces Cristo no es necesario.
Esto es lo que hace del evangelio de Roma una desviación. Así como los fariseos intentaban agregar cosas al evangelio que fue predicado por los apóstoles, así mismo los romanistas predican un evangelio adulterado. Es contra estos que Pablo habla en 2 Corintios 2: 17. Y no es una simple desviación. Pablo dice que el que predique tal evangelio es anatema. Porqué? Porque un evangelio que predique la justificación por medio de la fe más obras no es un evangelio. No es una buena noticia que me digan que yo puedo buscar mi propia justificación. A la luz de las Escrituras es claro que lo único que lograré es la muerte.
Noten que esto es precisamente lo que argumenta el apóstol. En 2 Corintios 3: 6 Pablo dice, “Porque la letra mata.” La Ley es llamada por él como el ministerio de muerte (2 Corintios 3: 7). Porqué? Porque a pesar de ser gloriosa, la Ley lo único que puede producir en aquellos que intentan justificarse observándola es la muerte. Nadie será justificado por las obras de la ley! (Romanos 3: 20). La Ley, a pesar de ser unministerio glorioso, fue dada para dar a conocer la maldad de los hombres y la necesidad de Justicia. Pero la Ley no puede justificar a nadie, sino que lo único que puede hacer es condenarle.
Tan innecesario es Cristo para el Catolicismo Romano que han enseñado durante siglos la doctrina del purgatorio. Este lugar está reservado para aquellos que no fueron justificados totalmente acá en la tierra y que necesitan continuar siendo purificados. Cristo fue insuficiente para obtener la perfecta justificación que es prometida en la Biblia (ver 2 Corintios 5: 21; Hebreos 7: 25). A pesar de la muerte de Cristo, un creyente podría necesitar de mayor purificación por sus pecados. El perdón otorgado en la cruz del Calvario no fue total, sino parcial. Esto es un falso evangelio.
Cuál es entonces el evangelio puro que predicó Pablo? Aquel que revela el ministerio de justificación, el cual es más glorioso que la Ley debido que promete una justificación total y permenente, no por causa de lo que los hombres hagan o puedan hacer, sino por lo que hizo Cristo en la cruz. Aquellos que creen en la obra perfecta de Jesucristo y confían en Él para obtener Su perfecta justicia, reciben perdón total y permanente. No hay en ellos más condenación, pues Cristo llevó sobre sí mismo su castigo. Este es el evangelio! Estas son las buenas noticias que predicaba Pablo.
Qué ocurre cuando el evangelio es adulterado?
Lean lo que dice Pablo en los versículos 12 al 17,
12 Así que, teniendo tal esperanza, actuamos con mucha confianza; 13 no como Moisés, quien ponía un velo sobre su cara para que los hijos de Israel no se fijaran en el fin de lo que se estaba desvaneciendo. 14 Sin embargo, sus mentes fueron endurecidas; pues hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, a el mismo velo sigue puesto, porque sólo en Cristo es quitado. 15 Aún hasta el día de hoy, cada vez que leen a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo será quitado. 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.” 2 Corintios 3: 12-17
Si se predica un falso evangelio lo único que ocurre es endurecimiento de los corazones. Moisés tuvo que colocar un velo sobre su rostro para evitar que los israelitas le vieran como un ministerio que no iba a desvanecerse, y así no miraran al verdadero ministerio de justificación. Sin embargo los israelitas siguiendo sus corazones perversos fijaron su mirada en el ministerio de muerte. Moisés puso un velo precisamente para que no vieran en la Ley un medio de justificación, y que pudieran ver el ministerio de gracia.
Pero qué hacen los romanistas? Predican un evangelio adulterado, en donde los hombres son justificados por medio de las obras de la Ley, oscureciendo la verdad. Roma ha evitado ponerle el velo al rostro de Moisés, y se lo ha puesto al ministerio de justificación, esto es, a Cristo. Cómo entonces serán salvos los hombres? No podrán, pues permanecen cegados por el velo impuesto. Este velo sólo puede ser quitado por Cristo, siempre y cuando Su evangelio sea predicado puro. Noten que Pablo dice de aquellos que no tienen el velo puesto han mirado al Señor de gloria y son transformados por el Espíritu Santo.
He aquí el poder que hay luego de que se ha predicado el verdadero evangelio. El Espíritu Santo obra en los corazones de los hombres, quitándoles el velo para que puedan ver la gloria de Cristo, quien es la imágen de Dios (2 Corintios 4: 4). Esto está ausente en la misa católico romana. Porqué? Porque se predica un falso evangelio, el cual no tiene ningún poder salvífico, ya que no puede justificar a nadie. Lutero vio esto muy claramente cuando leyó la epístola a los Romanos, “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1: 17). Aquí no hay obras, sino sólo fe. Es por medio de la mano vacía de la fe por la que uno es justificado.
Es Roma suficiente? La respuesta es no. Qué implica esto? Que no ha sido capacitada, ni habilitada por Dios para predicar su evangelio, sino que demuestran ser anatemas, pues adulterando el evangelio de Cristo han sido por siglos una piedra de tropiezo para los pecadores. El Señor no se tarda. Él viene pronto a juzgar a los impostores.
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