El Apóstol Juan y las Doctrinas de la Gracia-Parte I
Escuchando algunos de los podcasts a los que estoy suscrito con respecto al tema de apología, he escuchado cosas como: “Los protestantes quieren hacer de la iglesia del primer siglo protestante;” “Pablo no era un reformador,” etc. Lo único que hacen este tipo de comentarios de los católicos es causar tristeza. No creo que haya un solo protestante, e inclusive reformado que haya dicho jamás que los apóstoles tenían una doctrina reformada como la que fue expuesta por hombres como Calvino o Lutero. Es más, no creo que haya un sólo protestante que haya dicho jamás que la iglesia primitiva era una iglesia protestante. La iglesia primitiva era una iglesia católica (universal) muy diferente a la iglesia católica romana.
Pero, lo que me da más tristeza es lo que ha sucedido a través de la historia de la iglesia con la teología que ha surgido de la mente de ciertos hombres, y que en la actualidad abunda en la teología de muchísimas iglesias. Me refiero a la doctrina centrada en el hombre y no en Dios. Me refiero al semi-pelagianismo, llamado hoy en día arminianismo. Para aquellos que no conocen las doctrinas de la gracia, o también llamadas las doctrinas de la soberanía de Dios en la salvación, se tratan de la razón por la cual surgió la Reforma Protestante: Depravación total del hombre; Elección Incondicional; Expiación Limitada; Gracia Irresistible; y la Perseverancia de los Santos.
Qué fue lo que motivó la Reforma Protestante si no la lucha por la verdad expresa en las doctrinas dela gracia? Los más grandes hombres en la historia de la iglesia han creído con todas sus fuerzas en estas doctrinas. Martín Lutero, en su más grande obra, “The Bondage of the Will,” expuso la verdad de estas; Juan Calvino en su magnus opus, “Institutos de la Religión Cristiana,” luchó por aclarar estas verdades. En Inglaterra, los puritanos, hombres como John Bunyan en su obra “The Pilgrim’s Progress,” John Owen, quizás la mente más brillante de estos, Mathew Henry, el gran comentarista, todos ellos defendieron las doctrinas de la gracia.
Y que tal del más grande evangelista después del apóstol Pablo, el gran George Whitefield, quien hizo más de 13 viajes de Europa a los Estados Unidos con el deseo de predicar las doctrinas de la gracia a los nativos y colonizadores de este continente. Jonathan Edwards, al que le llaman el más grande teólogo de los Estados Unidos, era calvinista y defensor de las doctrinas de la gracia. Charles Spurgeon, el “Príncipe de los Predicadores,” el más grande predicador de la lengua inglesa, era un arduo defensor de as doctrinas de la gracia.
Ahora, muchos de ustedes podrían decir que lo que se encuentra en las obras de estos grandes hombres no se encuentra en la Biblia, y que es una manera de interpretar las Escrituras. Muchos podrían decir que la Biblia no habla de la depravación total, ni de la elección, ni de la gracia irresistible de Dios, ni de una expiación limitada, ni siquiera de la perseverancia de aquellos que vienen a la fe. A ustedes les digo que están equivocados. Muchos, como algunas personas con las que he conversado, rechazan las palabras del apostol Pablo, negando que sean las palabras salidas de la boca de Dios. Para ustedes va dirigida esta serie. Vamos a ver, de la boca de nuestro Señor Jesucristo, la exposición de las doctrinas de la gracia, directamente del evangelio del apóstol Juan. El día de hoy veremos la doctrina de la depravación total del hombre.
Depravación total (Corrupción radical)
Esta doctrina NO quiere decir que los seres humanos son tan malos como podrían ser, sino que significa que cada parte de nuestro ser está afectada por el pecado, y por lo tanto no tenemos posibilidades de hacer espiritualmente lo bueno, ni ser buenos como para tener una relación con Dios. El hombre es concebido en pecado (Salmo 51:5), y cada componenete de su DNA está manchado por el mismo. Nuestra rebelión contra Dios es total; todo lo que hacemos es pecado; no podemos someternos a Dios, y merecemos el infierno por toda esa rebelión. Sin embargo, dice Wayne Grudem, “la ley civil, la familia, la sociedad, y la conciencia humana proveen restricciones a nuestras tendencias pecaminosas en nuestros corazones.” [1]
Lo que pretendo hacer en esta serie es exponer de la boca de Jesús, y que fue escrito por el apóstol Juan, y que fue sistematizado por los grandes teologos y reformadores de la historia, es decir, lo que ellos llamaron las doctrinas de la gracia. Lo que quiero que hagan es que recuerden lo que Pablo dice en la epístola a los Romanos, “antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso,” lo que quiero decir con esto es que la verdad está en la Biblia, y si en algún momento nuestras creencias no se apegan a la verdad de la Biblia, el que está equivocado es uno, no Dios. Dios es verdad, y el hombre es mentiroso. Debemos someternos a la Biblia y sus verdades. Por esto el día de hoy quiero analizar la doctrina de la depravación total del hombre. Jesús nos brinda en el evangelio de Juan la descripción del hombre natural. Según Jesús, este hombre es poseedor de:
1. Ceguera Espiritual:
“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.” Juan 1: 9-11
Desde el primer capítulo de su libro, el apóstol Juan expone una de las más grandes verdades de la Biblia: El hombre natural es ciego. Este hombre no puede ver la gloria de Cristo, la cual le pertenece. Veamos lo que dice el apóstol, “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho.” Ese es Cristo. Quien hizo todas las cosas. Quien sostiene todas las cosas en Su mano. Pero, qué sigue? La verdad de que los hombres, siendo ciegos espirituales, no pudieron ver la gloria de Cristo, e inclusive, le rechazaron.
Aquí es cuando les hago la siguiente pregunta: Puede un ciego ver la intensidad de la luz del sol? Alguien le puede describir el sol; describir la intensidad de sus rayos, pero aún así, un ciego NO puede ver al sol. Lo mismo ocurre con los hombres. Jesús caminó en Jerusalén hace más de dos mil años, hizo milagros, nunca pecó, enseñó y habló acerca de su verdadera identidad…”pero el mundo no le conoció.” Eso no lo digo yo. Lo dice la Biblia. Aquel que cree que es capaz de ver la gloria de Cristo por sus propias fuerzas o voluntad, está equivocado. Todos los hombres, incluídos nosotros en el pasado, son ciegos espirituales.
2. Engaño Espiritual:
“Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre.” Juan 2: 23-25
Qué quiero decir con “engaño”? El hombre natural puede pensar que posee una fe salvadora, cuando no es así. Veamos lo que dice Santiago, “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.” Es decir, los demonios creen en Dios. Saben que Dios es el soberano del universo y de toda la creación. Los demonios creen en Jesús y el Espíritu Santo. Pero, tienen los demonios una fe salvadora? No. Juan nos dice que muchos de los seguidores de Cristo “creían” en Él por “las señales que hacía.” Existen muchas personas que acuden a nuestras iglesias que no tienen una fe salvadora, es decir, están en la iglesia por diversos motivos (problemas personales, labilidad emocional, etc), pero que no creen en Cristo como para ser salvos.
Juan escribe que el mismo Jesús no confiaba en estas personas precisamente porque sabía que su fe no era verdadera. Jesús, siendo Dios, sabía lo que había y lo que no había en sus corazones. Lo que no había era una fe en la cual ellos renunciaran a ellos mismos y se entregaran enteramente a Cristo. Porqué? Por lo que había en el hombre (verso 25). A qué se refiere el apóstol? A su depravación espiritual.
Muchos de los hombres y mujeres que nos acompañan en nuestras iglesias, en el día del Señor dirán: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?,” pero Jesús les responderá: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” (Mateo 7: 21-23). Ese tipo de personas fueron los descritos por Juan en este pasaje, hombres con engaño espiritual.
3. Separación Espiritual:
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Juan 3:3
Quiero, antes de analizar este punto, que veamos lo que dice en griego este verso. Juan utiliza la palabra ανωθεν (anothen), que significa “de arriba, del cielo, de Dios.” [2] Veamos el verso de nuevo, “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de Dios, no puede ver el reino de Dios.” Esto está en total acuerdo con lo que dice Juan en el primer capítulo de su evangelio.
Ahora, porqué necesita un hombre nacer de Dios o “nacer de nuevo”? Porque el hombre está separado de Dios. Adán fue echado fuera de la presencia de Dios por la presencia del pecado en su ser. La única manera de que un hombre pueda entrar en el reino de Dios es que Dios lo haga nacer espiritualmente. El hombre, estando muerto en sus delitos y pecados, debe ser concebido espiritualmente, y esta concepción sólo puede venir de Dios, el autor de vida y dador del aliento de vida, que es el Espíritu Santo
4. Depravación Espiritual:
“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.” Juan 3: 19-20
Puede alguien estar en contra de la doctrina de la depravación total del hombre luego de leer este pasaje? Cristo vino al mundo. El Hijo de Dios se encarnó y vino al mundo, y qué hizo el mundo? En lugar de amarle, amó más las tinieblas que la luz. Porqué? Porque su naturaleza es el pecado, y el pecado no puede amar la verdad.
Un ejemplo: Supongamos que tenemos a un león de mascota. El león está hambriento. Le ponemos un plato de pasto a un lado, y un plato de carne por otro lado. Qué comida preferirá el león? La respuesta es obvia. El león irá por la carne porque esa es su naturaleza, el ser carnívoro. Pues de la misma manera, la naturaleza del hombre natural es el pecado. Todo lo que el hombre hace es pecado (1 Reyes 8: 46; Isaías 64:6). Es por ello que el hombre natural rechaza a Cristo, y odia la Biblia, porque sus obras son malas.
Cuántas veces han escuchado decir a un misionero o a un pastor: en tal lugar están hambrientos por escuchar de Cristo? Eso es una mentira. El hombre no desea que la luz de Cristo ilumine su depravación. No es esto lo que dice Cristo, ” Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas” (Juan 3:20). Entonces, ningún hombre está hambriento de Cristo en su estado natural, pues su naturaleza es corrupta.
5. Muerte Espiritual:
“De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.” Juan 5: 25
Vean que interesante este pasaje. Pablo escribe que el hombre natural está muerto en sus pecados (Efesios 2:1; Colosenses 2:13), y por ello muchas personas rechazan las enseñanzas de Pablo, e inclusive piensan que están en contra de las enseñanzas de Jesús. A esas personas les digo, primero, las palabras de Pablo, son las palabras de Jesús, ya que son las palabras de Dios; y segundo, Pablo enseñó lo que aprendió de Jesús. Qué escribe Juan acerca de este discurso de Jesús? En el futuro, y aún ahora, los muertos escucharán la voz de Cristo, que les ordenará vivir, y serán infundidos con el Espíritu Santo, y vivirán (mi parafrase de Juan 5:25).
A que les recuerda este pasaje? Veamos Ezequiel 37,
“La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová. Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo. Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos. Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.” Ezequiel 37: 1-14
Cuando ustedes asistan este domingo a sus iglesias, imaginen que su pastor está en la misma circunstancia que Ezequiel. Los pastores de muchas de nuestras iglesias, que predican el verdadero evangelio de Cristo, se paran todos los domingos frente a un valle de huesos. Nuestras iglesias están llenas de hombres muertos. Dios le pregunta a Ezequiel, “Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos?” Les hago esta pregunta: Puede un muerto vivir? Si alguno de ustedes ha estado en una morgue, se ha preguntado si alguno de esos cadáveres puede vivir? Cuál es la respuesta del profeta: “Señor Jehová, tú lo sabes.” Es decir, sólo Dios puede saber cuales de estos muertos pueden vivir, porqué? Porque es Dios quien les da vida, sino lean los versos 5 y 6.
Lo mismo nos enseña Cristo. Los hombres están muertos, pero nos promete que existen algunos que escucharán su voz, ese mandato que les ordena vivir (como a Lázaro), y por ello vivirán. El hombre natural está entonces, según Cristo, muerto espiritualmente
6. Inhabilidad Espiritual:
“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.” Juan 6: 44
Pablo en su epístola a los Romanos toma un pasaje de Isaías y dice,
“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.”
De quienes habla el apóstol? Lean el verso 9 del capítulo 3 de esa misma epístola: “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.” Entonces, Pablo está diciendo que tanto judíos como gentiles son incapaces de buscar a Dios. Pero es eso lo mismo que enseña Jesús? Pues si la Biblia es la verdadera palabra de Dios, eso es lo que debe enseñar. Y qué es lo que vemos en el evangelio de Juan? Vemos a nuestro Señor decirle a los judíos lo siguiente, “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere.”
La pregunta es la siguiente: Puede un hombre natural por su propia voluntad buscar a Dios? La respuesta es no. Porqué? Por su naturaleza, como dijimos antes, por lo que debe ser Dios el que trae a ciertos hombres a Cristo y se los entrega en sus manos para que de estos no se pierda ninguno. Y si continúan leyendo el pasaje, Cristo vuelve a reforzar lo que dijo anteriormente,
“Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.” Juan 6: 65
Piensan que estas son palabras fuertes de parte de Cristo? Es que Cristo está llendo en contra de la visión popular de que cada ser humano tiene “libre albedrío”? Pues, la respuesta es sí. Cristo está exponiendole a los judíos y a la multitud que le sigue, inlcuyendo algunos que dicen ser sus “discípulos” (Juan 2:23-25), que el hombre natural no puede buscarle sino es que el Padre le ha dado la fe para poder creer y someterse a Cristo. Qué ocurrió luego de que Cristo dijo esto?
“Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.” Juan 6: 66
Esos falsos creyentes, que no tenían una fe salvadora y que habían sido engañados por su malvado corazón, no soportaron la verdad que Cristo enseñó, y decidieron separarse de Él. Qué demuestra esto? Que la enseñanza de Jesús en Juan 3: 19-20 es cierta. El hombre natural, rechaza la luz. El hombre natural es, entonces, dejado a su oluntad, incapaz de buscar a Cristo para ser salvo.
7. Escalvitud Espiritual:
“Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.” Juan 8: 34
Qué dijo David acerca de la manera en la que fue concebido? Qué dijo Salomón acerca de todos los hombres? Pues Cristo declara con su propia boca, que el hombre natural es esclavo del pecado. Existen en el universo dos tipos de esclavos, los esclavos del pecado, y los esclavos de Cristo. Pablo, luego de haber sido regenerado por Dios, declaró ser esclavo de Cristo. Lo que Jesús está diciendo es que el hombre natural, habiendo sido concebido en pecado, no pudiendo hacer otra cosa que pecar, es un esclavo del pecado. Por otro lado, los creyentes, han sido libertados de la esclavitud del pecado, por quien? Por su propia voluntad? Por su propia fuerza? No, fue Dios quien nos libertó. Pablo dice, “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios.” (Romanos 6:20-23).
Pero no sólo existen dos tipos de esclavitudes, también existen dos tipos de familias, la familia de Dios, y la familia de Satanás. Los creyentes son parte de la familia de Dios, pues han sido adoptados como hijos de Dios y por tanto herederos de Él. Los no creyentes son hijos de Satanás, y desean destruír la obra y gloria de Cristo. No es esto lo que le dice Jesús a los fariseos?
“Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.” Juan 8: 44
8. Sordera Espiritual:
“¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. El que es de Dios [el que ha nacido de Dios], las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.” Juan 8: 43,47
Qué más dice Jesús acerca del hombre natural? Es sordo. Su sordera es espiritual, y por lo tanto dejado a sí mismo no puede comprender las verdades del evangelio. Porqué los fariseos no podían entender las palabras de Cristo? Porque no habían nacido de Dios. Eso es lo que significa “ser de Dios.” Ser de Dios implica haber sido trasladado del reino de las tinieblas a la familia de Dios. Ser de Dios significa haber sido adoptado como hijo de Dios. Ser de Dios implica haber nacido de nuevo. Por lo tanto, como sabemos que el nuevo nacimiento es anothen (griego), es decir, algo que hace Dios, y que el hombre natural no es de Dios, podemos comprender las claras palabras de Cristo, “por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.” Si hubieran nacido de Dios, hubieran podido escuchar el mensaje de Jesús, pero debido a su sordera espiritual eso les fue imposible.
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[1] Wayne Grudem. Systematic Theology. Página 496-497.
[2] Strong’s Greek Lexicon. Número 509.
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