Excomulgando a un Papa
Me pregunto cuál sería la reacción del católico romano promedio si supiera que su propia iglesia ha declarado anatema a uno de los suyos. Es más, no estoy hablando de un católico romano común y corriente, sino de un papa. Qué dirían los católicos si supieran que en el concilio de Trento sus líderes maldijeron y excomulgaron a uno de sus papas. Permítanme explicar!
El 8 de abril de 1546 los líderes romanistas, reunidos para formular una contra-reforma, escribieron lo siguiente con respecto al canon bíblico,
El sacrosanto, ecuménico y general Concilio de Trento, congregado legítimamente en el Espíritu Santo y presidido de los mismos tres Legados de la Sede Apostólica, proponiéndose siempre por objeto, que exterminados los errores, se conserve en la Iglesia la misma pureza del Evangelio, que prometido antes en la divina Escritura por los Profetas, promulgó primeramente por su propia boca. Jesucristo, hijo de Dios, y Señor nuestro, y mandó después a sus Apóstoles que lo predicasen a toda criatura, como fuente de toda verdad conducente a nuestra salvación, y regla de costumbres; considerando que esta verdad y disciplina están contenidas en los libros escritos, y en las tradiciones no escritas, que recibidas de boca del mismo Cristo por los Apóstoles, o enseñadas por los mismos Apóstoles inspirados por el Espíritu Santo, han llegado como de mano en mano hasta nosotros; siguiendo los ejemplos de los Padres católicos, recibe y venera con igual afecto de piedad y reverencia, todos los libros del viejo y nuevo Testamento, pues Dios es el único autor de ambos, así como las mencionadas tradiciones pertenecientes a la fe y a las costumbres, como que fueron dictadas verbalmente por Jesucristo, o por el Espíritu Santo, y conservadas perpetuamente sin interrupción en la Iglesia católica. Resolvió además unir a este decreto el índice de los libros Canónicos, para que nadie pueda dudar cuales son los que reconoce este sagrado Concilio. Son pues los siguientes. Del antiguo Testamento, cinco de Moisés: es a saber, el Génesis, el Exodo, el Levítico, los Números, y el Deuteronomio; el de Josué; el de los Jueces; el de Ruth; los cuatro de los Reyes; dos del Paralipómenon; el primero de Esdras, y el segundo que llaman Nehemías; el de Tobías; Judith; Esther; Job; el Salterio de David de 150 salmos; los Proverbios; el Eclesiastés; el Cántico de los cánticos; el de la Sabiduría; el Eclesiástico; Isaías; Jeremías con Baruch; Ezequiel; Daniel; los doce Profetas menores, que son; Oseas; Joel; Amos; Abdías; Jonás; Micheas; Nahum; Habacuc; Sofonías; Aggeo; Zacharías, y Malachías, y los dos de los Macabeos, que son primero y segundo.” Concilio de Trento. Sesión IV. Decreto sobre las Escrituras Canónicas.
Noten lo siguiente: En el concilio los líderes católico romanos afirmaron que el canon bíblico les llegó a ellos “de mano en mano,” los libros habiendo sido conservados “perpetuamente sin interrupción” en la Iglesia Católica. Luego proceden a citar lo que ellos afirmaban y afirman aún son los libros que corresponden al canon del Antiguo Testamento, incluyendo lo que nosotros los protestantes-y ciertamente la iglesia cristiana en toda su historia-ha creído son los libros apócrifos, es decir, libros que no pertenecen al canon ya que no son inspirados por Dios.
El concilio declaró que toda persona que desprecie ese canon-que incluye los apócrifos-sea excomulgado. Esto fue lo que quedó escrito en los documentos de este concilio,
Si alguno, pues, no reconociere por sagrados y canónicos estos libros, enteros, con todas sus partes, como ha sido costumbre leerlos en la Iglesia católica, y se hallan en la antigua versión latina llamada Vulgata; y despreciare a sabiendas y con ánimo deliberado las mencionadas tradiciones, sea excomulgado.”
Realmente la palabra usada no fue excomulgado, sino anatema. En Trento se anatemizó (maldijo) a todo aquel que despreciara lo que los líderes de la Iglesia Católico Romana había decretado era el canon bíblico, el cual, según ellos, incluía libros apócrifos, los cuales nunca fueron considerados por la iglesia cristiana como inspirados por Dios.
Esa palabra “anatema” es un término fuerte. Las implicaciones a las que conlleva son serias. Podemos ver el poder de esta palabra en el uso que le da Pablo en Gálatas 1:8. Pues bien, es el mismo sentimiento que le querían dar los romanistas a esa palabra para referirse a sus detractores. Y todo protestante entra dentro de este anatema católico romano. La Iglesia romanista declara a los protestantes “malditos” por rechazar los libros apócrifos como parte del canon bíblico. Me pregunto que pensarían de esto los que favorecen el ecumenismo? Además, no demuestra esto la ignorancia e inconsistencias de todos los que apoyan este movimiento? Pablo jamás hubiera pensado en mantener comunión con alguien a quien considerara anatema. Pues bien, entre muchos romanistas y protestantes puede existir esa “comunión” a pesar de que unos creen que los otros son malditos.
Pero, bueno, ahora a la pregunta inicial: qué pensarían los católicos romanos si supieran que el concilio de Trento con esas palabras anatemizó a uno de sus papas? Esto fue lo que le hizo este documento al papa Gregorio el Grande. Este hombre fue papa del año 590 d.C al 604 d.C y en uno de sus comentarios sobre el libro de Job escribió que para la iglesia de su tiempo no era irregular citar los libros apócrifos con la intención de edificar a la iglesia, siempre y cuando se entendiera que estos libros no eran canónicos. Gregorio I cita en su comentario una historia del libro de los Macabeos y se refiere a ese libro como non canonicis (no canónico).
Para el Concilio de Trento Gregorio era anatema, pues evidentemente él no creyó que los apócrifos fueran canónicos. Qué dirían los católicos romanos si supieran que los líderes de su iglesia en el pasado excomulgaron-en ignorancia-a uno de sus papas? Tantas y tantas inconsistencias!
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