Las Tentaciones del Pastor
Juan Crisóstomo, uno de los más grandes teólogos entre los patriarcas de la iglesia y un gran predicador, escribió un libro sobre el pastorado, “Seis Libros sobre el Pastorado.” Carl Trueman, profesor del Westminster Seminary, recientemente recomendó la lectura de este libro, razón por la cual lo compré y espero empezar a leerlo pronto. Lo interesante del libro es que podemos notar la similitud de la problemática que había entre los pastores en el siglo IV y la problemática de nuestros tiempos. Noten estas citas,
“la mayoría de los que están bajo autoridad se rehúsan a tratar a sus pastores como sus instructores. Se elevan sobre el status de discípulos y asumen el de espectadores sentados en juicio de los oradores seculares. En su caso la audiencia está dividida, y algunos apoyan a un orador y los otros a otro. Así en la iglesia se dividen y se vuelven partidarios, algunos de este predicador y otros de aquel, escuchando a sus palabras con favor o disgusto.” Página 127
Y si eso no les pareció familiar con lo que ocurre en muchas iglesias protestantes, entonces lean lo que Crisóstomo escribe con respecto a los pastores de su tiempo,
” Aquí, también, necesita un hombre una mente más elevado que su pequeñez espiritual, si desea corregir ese aprecio desordenado y sin provecho de la gente ordinaria, y llevar su atención hacia algo más útil, para que los creyentes le sigan y le defieran a él, en lugar de que él sea gobernado por los deseos de ellos. Es imposible adquirir este poder excepto por medio de estas dos cualidades: el desprecio a los elogios y la fuerza de la elocuencia. Si uno de los dos falta, el que queda no tiene utilidad al quedar divorciado del otro. Si un predicador desprecia el elogio, pero no produce el tipo de enseñanza que es “con gracia, y sazonada con sal,” es despreciado por la gente y no obtiene ventaja de su sublimidad. Y si maneja perfectamente bien ese lado de las cosas, pero es un esclavo del sonido del aplauso, de nuevo un gran peligro le amenaza a él y al pueblo, ya que debido a su pasión por el elogio busca hablar más por placer que para el beneficio de su audiencia. Al hombre que no le afecta la aclamación , sin embargo sin destrezas para predicar , no se deja llevar por el placer de la gente, pero no más puede conferir un beneficio real sobre ellos, porque no tiene nada que decir. Igualmente, el hombre que se deja llevar por los elogios, puede tener la habilidad de mejorar a la gente, pero en su lugar escoge proveer sólo entretenimiento. Este es el precio que paga por cientos de aplausos.” Página 128.
No vemos en sus palabras ejemplarizados a muchos pastores de América Latina y del mundo entero? Tantos predicadores que han dejado de predicar el evangelio de Cristo, la única medicina con el poder de transformar vidas, para dejarse llevar por su deseo de gloria y fama. Verdaderamente, como decía Trueman, estos ejemplos no cambian precisamente porque la naturaleza humana no cambia. Les recomiendo adquirir este libro. También pueden leerlo en Google Books.
sujetosalaroca.org
Suscribete para recibir actualizaciones de entradas como esta.
Suscribete por email.
Suscribete al podcast por iTunes.
Únete al grupo en Facebook aquí.
Apoya este sitio visitando los patrocinadores aquí.
Lastia que esta en INGLES, saludos
Si, es una verdadera lastima que este en ingles. Bendiciones!