La Terrible Rebeldía del Hombre
La Biblia con todas sus verdades ciertamente se dedica a aplastar el orgullo humano. Cuando creemos que estamos haciendo bien las cosas vamos a la Biblia y en ella encontramos lo rebelde que es nuestro corazón. Cuando creemos que somos impecables, nos muestra que tan lejos estamos del Señor, y cuando creemos estar tan alto en Su conocimiento, nos damos cuenta por medio de la Biblia que tan sólo somos polvo.
La Biblia nos dice que nosotros somos meras criaturas bajo la mano soberana del Creador. Es Él quien ordena todas las cosas según Su sabia voluntad. Y sin embargo hay creyentes que creen ser más sabios que Dios, o que Él pasará por alto cualquier acto de desobediencia voluntaria de Su pueblo. Y este día deseo tocar el tema de la manera en la que nos acercamos a Dios.
La Biblia es muy clara, como dije, en que es Dios quien decide como es que debe ser alabado y adorado por Su pueblo. Por ejemplo, nos dice que no debemos hacernos imágenes de Él por más buenas que fueran nuestras intenciones. Esto fue lo que hizo Israel luego de haber sido redimidos por Dios de Egipto. El pueblo aprovechando que Moisés no estaba en medio de ellos, se hicieron un becerro de oro al cual adoraron intentando darle la gloria a la estatua por lo que sólo el Dios invisible había hecho por ellos (Éxodo 32: 1-35).
Otro ejemplo lo tenemos con Nadab y Abiú, hijos del sacerdote Aarón, quienes quemaron fuego extraño que Dios no les había mandado (Levítico 10: 1-2). Su intención quizás era buena a sus ojos, pero murieron porque desobedecer los mandamientos de Dios es un terrible pecado. Ellos confiaron en lo que sus corazones perversos y engañosos les habían indicado, pero desobedecieron la clara y llana palabra de Dios.
Y esto es lo que vemos en la iglesia en la actualidad. Los domingos se congregan cientos de iglesias alrededor del mundo, y especialmente en América Latina, que se dedican a quemar fuego extraño delante de Dios, y no temen. “Todo es válido“, dicen algunos pastores, “mientras se haga con un corazón sincero.” Este tipo de comentarios revela la ignorancia imperante en muchos púlpitos acerca de las doctrinas bíblicas. Manifiesta la ignorancia que existe respecto a la depravación de los corazones de los hombres (Jeremías 17: 9). Lo que hagamos como iglesia para Dios debe hacerse según la prescripción divina. Si lo que hacemos está fuera de ello, estamos pecando. Esto es fundamentalmente el Principio Regulativo promulgado en la Reforma.
Y aún más notoria es el sentimiento de muchos hacia la Biblia. Ella ya no es la que dirige los pasos del hombre en lo que respecta a la fe, sino que es el corazón y lo que cada hombre quiera creer como una verdad de la Biblia. Los hombres ya no se rigen por la Biblia, sino por sus pasiones. Estas son la última verdad. Y qué si deseo que la iglesia tenga una banda de rock para alabar a Dios! Eso es lo que yo deseo hacer y como mi intención es buena, entonces Dios lo aceptará! Qué importa si traemos a un mimo para que dramatice la historia de David y Goliath? Este es el triste estado de gran parte del evangelicalismo latinoamericano.
Pero la Biblia nos relata un ejemplo de esta rebeldía imperante de hoy en día. Me refiero al caso de Caín. En Génesis capítulo 4 leemos lo siguiente,
3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. 6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? 7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.”
De este relato quiero destacar la rebeldía de Caín. Algunos se preguntarán: qué tiene que ver esto con lo que hacen muchas iglesias los domingos? Tiene mucho que ver. Dios, como soberano, había enseñado al hombre lo que debía hacer para expiar su pecado-por lo menos simbólicamente. Qué hizo Dios cuando Adán y Eva pecaron? En Génesis 3 Moisés nos relata como nuestros primeros padres intentaron cubrir su pecado, sin embargo lo hicieron inútilmente. Las hojas de un árbol no puede cubrir el pecado. Qué hizo Dios? Sacrificó animales para hacerles túnicas y cubrirlos. Fue con sangre con lo que Dios expió el pecado de Adán y Eva. Este ejemplo lo debió haber aprendido Adán y podríamos especular que sacrificaba animales cada cierto tiempo para expiar su pecado. Esto fue lo que aprendieron sus hijos, Caín y Abel.
Pero un día, cuando llegó el día de expiación por el pecado, los hijos de Adán debieron llevar sus sacrificios. Abel tomó una de sus ovejas, sin mancha, la mejor de todas. A ese animal sacrificó Abel para expiar su pecado, aquel por lo cual tenía la ira de Dios puesta sobre él. Qué llevó Caín? Menospreciando la enseñanza de su padre sobre la manera en la que Dios había enseñado a expiar el pecado llevó, no un animal sacrificado, sino el fruto de la tierra. Sería que Caín, como muchos creyentes, ignoraba la gravedad de su pecado contra el Dios Santo? Sería que ignoraba la grandeza del Creador y su odio hacia el mal? O creería ser esencialmente bueno? Lo que sí sabemos es que su ofrenda al Señor fue despreciada. Porqué? Porque no le ofreció a Dios lo que Él había dispuesto que debía ser ofrecido por el pecado. Así como Nadab y Abiú creyero no hacer mal poniéndo fuego extraño, Caín pensó que Dios aceptaría una ofrenda que no había sido ordenada por Él.
Qué hizo Caín? En lugar de arrepentirse por el mal que había hecho en contra del Señor, se enojó con su hermano. Quizás como un niño malcriado pensó que Dios favorecía a Abel por puro capricho. Dios no es un Dios caprichoso, todo lo que hace y determina lo hace porque en su infinita sabiduría sabe que es lo mejor.
Sin razón alguna se ensañó. La palabra hebrea usada por Moisés aquí es harah que significa, “enojarse, enfurecerse, molestarse.” Caín se enojó con Abel. Se enfureció tanto que planeó asesinarlo. Un día lo invitó a salir con él al campo y estando allí, lejos de su familia, lo asesinó. Ahora quizás Dios vería sus pobres ofrendas con agrado ya que no estaría su hermano para humillarlo frente al Señor. Sin embargo Dios no culpa a Caín por no hacer lo que hizo Abel, y por tanto su ira contra su hermano no estaba fundamentada, sino que Dios lo culpa por no hacer aquello que había sido ordenado por Él mismo.
Dios le hace entonces una pregunta a Caín? “¿Por qué te has ensañado y por qué ha decaído tu semblante?” Claramente Dios le estaba mostrando a éste rebelde su maldad y que su enojo estaba mal fundamentado. No era por causa de Abel que Dios había despreciado su ofrenda, sino por su propio pecado y maldad al pensar que podría expiarlo sin sangre. La paga del pecado es la muerte, y sin sangre nunca ha habido remisión de pecados (Hebreos 9: 22). Esto fue lo que aprendió Adán, y lo que muy probablemente le había enseñado a sus hijos. Pero Caín parece que nunca aprendió o quizás se rebeló en esa ocasión.
Y luego el Señor hace dos afirmaciones: si hiciera el bien, sería enaltecido; pero si no lo hiciera así, el pecado estaría esperando a la puerta como un león rugiente para devorarlo. Y luego viene una frase bastante malinterpretada. Dios le dice, “con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.” Muchos han interpretado este pasaje como si Dios le estuviera diciendo a Caín que el deseo del pecado era poseer a Caín, pero que él podría ganarle la batalla al pecado. Y así desarrollan doctrinas como la capacidad del hombre natural de vencer al pecado.
Pero si analizamos detenidamente la frase, esto no es lo que está siendo enseñado por Moisés allí. La palabra para pecado en hebreo es hatta’ah y se trata de un sustantivo femenino. Pero el pronombre personal en la frase, “a ti será su deseo,” es la palabra hebrea hû que es un pronombre personal en tercera persona masculino. No hay ninguna concordancia entre ambas frases en el idioma original, por lo tanto no se puede estar refiriendo a lo mismo.
Como ha sido enseñado por grandes estudiosos a través de la historia de la iglesia (ver Juan Calvino, John Gill, y Charles Spurgeon), la enseñanza aquí es que Caín nunca debió enojarse con su hermano Abel, pues él siempre lo hubiera respetado como el primogénito y Caín siempre hubiera estado sobre él. Probablemente Caín pensó que Abel le quitaría su primogenitura por causa del pecado, y por ello lo llevó al campo y lo mató. Dios le aclaró antes de que cometiera tal atrocidad que su hermano Abel lo amaba y nunca querría usurpar lo que era suyo, esto es, su primogenitura.
Pero en su rebeldía contra las ordenanzas divinas, Caín no sólo pecó al no ofrecerle a Dios lo que era debido, es decir sacrificio de sangre para expiar su pecado, sino que se rebeló contra el consejo de Dios y mató a su hermano. Tal es la terrible rebeldía del hombre en su estado natural.
Debemos entonces confiar en un corazón tan perverso como el nuestro para decidir como es que debemos adorar a Dios? Jamás! Él es quien nos dice como debemos acercarnos a Él. Que tengamos presente siempre esto al acercarnos a Dios.
sujetosalaroca.org
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