El Creyente y la Pena de Muerte
Hace unos días recbí un correo de un hermano que me pedía la posibilidad de escribir acerca de la pena de muerte, es por ello que el día de hoy voy a tratar este tema, quizás un poco superficialmente, pero brindando argumentos bíblicos.
Lo primero que tengo que decir es que mi posición como creyente es que la pena de muerte debe ser aplicada en las diferentes sociedades humanas. Recuerdo que cuando volví de Francia y me empecé a congregar en la Iglesia de Los Lagos le pregunté a mi pastor, Steve Henning, sobre su posición al respecto. Yo tenía claro que la Biblia asumía que la pena capital debería ser aplicada, pero al ser el pastor Henning una persona a quien yo respeto tanto por su sabiduría, quise que me diera su opinion. Sentados en una mesa me respondió lo siguiente: “Por supuesto que creo en la pena de muerte. Yo soy bíblico!” Me hizo sonreír y sentir un gran alivio al saber que mi posición era bíblicamente correcta.
Pero, qué es lo que enseña la Biblia acerca de la pena de muerte?
El Antiguo Testamento
Cuando empezamos a leer la Biblia notamos algo muy peculiar, esto es, que Dios requería la muerte de hombres que cometía ciertos crímenes. Esta pena era en algunos casos administrada directamente por Dios, como en el caso del diluvo (Génesis 6), pero en la mayoría de los casos vemos a Dios dándole la potestad a hombres a ejercer este castigo.
La pena de muerte continuo siendo un requisito dentro de las ordenanzas de Dios para Su pueblo. Esto queda claro en que era requerido inclusive durante el período mosaica. El mandato venía de lo que Dos había dicho en Génesis 9: 6,
El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.”
Lo que vemos en la Ley mosaica es que Dios establece la pena de muerte para dieciséis tipos diferentes de crímenes. Cuando estudiamos apologética, es claro que estos crímenes se podían dividir en civiles, religiosos y sexuales.
Crímenes Civiles
- Homicidio: Dios exigió la pena capital para aquellos hombres que con premeditación asesinaran a otro hombre. Es más, debía castigarse a un hombre que durante una pelea matara a un tercero (Exodo 21: 12-14; Levítico 24: 17 y Números 35: 16-21). Debe quedar claro que Dios no exigía este mismo castigo para el homicidio accidental.
- Herir o maldecir a sus padres: Esto era considerado un crímen merecedor de la pena de muerte (Exodo 21: 15-17; Levítico 20: 9). Es más, el mismo Jesús validó esta ley (Mateo 15: 4; Marcos 7: 10).
- La rebeldía incorregible: Cuando los padres tenían un hijo que se había rebelado y que era incapaz de someterse a la autoridad dada por Dios a sus padres, estos lo debían entregar a las autoridades, y éste debía ser apedreado (Deuteronomio 17: 12; 21: 18-21).
- Secuestro: Si un hombre secuestraba a otra persona debía morir por su maldad (Exodo 21: 16; Deuteronomio 24: 7).
Crimenes Religiosos
- Sacrificio a dioses falsos (Exodo 22: 20) era un crímen que merecía la pena de muerte.
- No guardar el día de reposo (Exodo 35: 2; Números 15: 32-36).
- Blasfemar el nombre de Dios (Levítico 24: 10-16,23).
- Falsos profetas: Estos debían ser castigados con la pena de muerte (Deuteronomio 13: 1-11).
- Sacrificios humanos (Levítico 20: 2)
- Adivinación, brujería, etc (Exodo 22: 18; Levítico 19: 26,31; Deuteronomio 18: 9-14).
Crímenes Sexuales
- Adulterio (Levítico 20: 10-21; Deuteronomio 22: 22).
- Bestialismo (Exodo 22: 19; Levítico 20: 15-16).
- Incesto (Levítico 18: 6-7; 20: 11-12, 14).
- Homosexualidad (Levítico 18: 22; 20: 13).
- Sexo Prematrimonial (Levítico 21: 9; Deuteronomio 22: 20-21).
- Violación (Deuteronomio 22: 25-27).
El Nuevo Testamento
Muchos quizás pensarían que la pena de muerte queda abolida en el Nuevo Testamento, pero se equivocan. Dado que la Biblia es en su totalidad la obra de una sola mente, es decir, la de Dios, no esperaríamos encontrar contradicciones ni cambios relevantes a lo que Él considera debe ser el castigo para aquel que viola sus leyes. Por lo tanto, lo que encontramos en el Nuevo Testamento es lo mismo que fue ordenado por Dios en el Antiguo Testamento.
Queda claro que en el Nuevo Testamento Dios mantiene y ordena la pena de muerte como un mecanismo utilizado por los gobiernos de los pueblos para mantener el orden y la justicia en las diferentes sociedades. Veamos un pasaje interesante en Romanos,
“1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; 4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.” Romanos 13: 1-4
Lo que Pablo está enseñando aquí es que todas las autoridades han sido puestas por Dios. É les quien ha puesto al actual presidente en Costa Rica, en Estados Unidos, en Irán, en Israel, etc. Y Dios ha puesto estas autoridades para que hagan justicia en los pueblos que Él les ha dado a gobernar. Ellos deben mantener el orden.
Notemos que parte de la administración de esa justicia es a través de la pena de muerte. Es decir, Dios ha puesto a los gobernantes a administrar justicia y orden a través del castigo a aquellos que hacen el mal. Parte de ese castigo es la pena de muerte. Noten que en el versículo 4 la palabra utilizada por Pablo es machaira, término utilizado para describir a una espada o cuchillo utilizado para matar.
Pablo, entonces, déjà claro que parte del castigo que deben ejercer los gobernantes a los malos es la pena de muerte. No fue Pablo quien entendió este deber de los gobernantes? En Hechos 25: 11, estando Pablo ante Festo le dice, “Porque si al;gún agravio, o una cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir.” Pablo sabía perfectamente que si había hecho algo que era merecedor de la pena de muerte, no se opondría, pues hacerlo significaba desobedecer a Dios, quien era la causa primaria de ese castigo.
Lo mismo hizo nuestro Señor Jesús, quien en sus enseñanzas dejó claro que la pena de muerte era algo ordenado por Dios y que debía ser aplicado a los malhechores. En Lucas 19 vemos que Jesús claramente déjà claro que la pena de muerte era algo que debía ser aplicado a los rebeldes (Lucas 19: 27).
Principales Objeciones
Casi que la primera objeción que surge ante este tipo de enseñanzas bíblicas es el de aquellos que dicen que la pena de muerte no debe ser aplicada en la actualidad debido a que Dios ordenó, “No matarás” (Exodo 20:13).
Es importante hacer notar que los críticos se equivocan al aplicar este mandamiento de esta manera. Porqué? Porque la palabra hebrea utilizada por Moisés es ratsach que implica asesinar. El mandato podría traducirse de la siguiente manera: “No cometerás asesinato.” Lo que Dios deseaba con el mandamiento era que los hombres no tomaran la ley en sus manos y se vengaran sin tomar en cuenta la ley. Dios prohibía el homicidio, no la pena de muerte.
Segundo, muchos argumentan que la pena de muerte no es válida debido a las enseñanzas de Jesús. Él, dicen algunos, enseñó que debemos volver la otra mejilla (Mateo 5: 39). Igualmente, entendiendo el contexto en el que Jesús habla estas palabras, vemos que quería enseñarles a los judíos que la venganza personal no era legal. Es lo mismo que enseña Pablo en Romanos 12: 14-21. La venganza es de Dios, y por lo tanto el creyente no debe tomar la ley en sus manos.
Tercero, muchos critican la pena capital y la defensa de ésta debido a que argumentan que Jesús perdonó el adulterio, y no ejecutó lo que la Ley exigía, que era la muerte del adúltero (Juan 8). Pero, de Nuevo, esto es un error. Veamos lo que ocurre en Juan 8: si la mujer había sido sorprendida en adulterio, debían existir dos o más testigos para que la pena de muerte pudiera llevarse a cabo (Deuteronomio 19: 15). Nada se nos dice en el texto de que hubiera testigos presenciales del acto pecaminosos de la mujer. Además, no solo debía ser muerta la mujer, sino que también el hombre (Levítico 20: 10; Deuteronomio 22: 22). Porqué los judíos no habían traído al hombre? Ellos conocían la Ley a la perfección. Lo más probable es que ellos estaban inventando el crímen. La ley, dadas estas circunstancias exigía que la mujer fuera dejada en libertad.
Otro argumento es que Jesús sabía que estos judíos eran culpables del mismo pecado de la mujer. Es por ello que les dice, “El que de vosotros esté libre sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Juan 8: 7). La ley dejaba claro que los testigos del crimen debían tomar piedras y matar a los criminales (Deuteronomio 17: 7). Jesús les muestra a estos judíos que ellos no eran idóneos para ejecutar la sentencia. Y por ultimo, la pena debía ser promulgada por una corte. Lo que estaban haciendo estos hombres era algo totalmente illegal.
Tercero, otra objeción es el argumento que el que ejecuta la pena de muerte es culpable de asesinato. Esto no es cierto. Dios claramente dice que aquellos que son condenados a la pena de muerte por sus crimenes, “su sangre sera sobre su cabeza” (Levítico 20: 9, 13, 27; Deuteronomio 19: 10; Ezequiel 18: 13; 33: 5; Josué 2: 19; 2 Samuel 1: 16; Hechos 18: 6).
Aquellos que ejecutan la sentencia no son responsables de romper la ley de Dios, pues la responsabilidad de la muerte recae sobre el delincuente. Él simplemente es el administrador de la justicia.
Una última objeción es el argumento de que han muerto muchos inocentes. Odría ser cierto, pero esto no está en que se apliqué o no la pena de muerte, sino en las fallas de aquellos que administrant la justicia de no seguir los pasos adecuados para administrar justicia. Por ejemplo, muchas autoridades no hace buenas investigaciones, no confirman la veracidad de los testigos, etc, lo cual responsabiliza a las fallas en las autoridades, no en el castigo dispuesto por Dios.
Como vemos, la pena de muerte es un castigo decretado por Dios para castigar a los malos. Los creyentes debemos velar porque aquellos que administrant la justicia lo hagan adecuadamente, orando por ellos como el mismo Pablo nos pide en sus epístolas.
Buena entrada Eduardo.
Hace unos días tuve una conversación en facebook sobre el asunto. A pesar de que estoy de acuerdo con la pena de muerte no se si todos las causas que merecían muerte en el AT aún la merecen hoy. Por ejemplo, sería válido aplicar la pena de muerte en caso de adulterio?
Un abrazo
Pd. Aún no me llega el libro que me gané hace tiempo jejejej
Marcelo,
A Viviana tampoco le ha llegado. Voy a ver que pasó con esos libros. Bendiciones!
Saludos a todos.
Quisiera participar brevemente con una reflexión, que surgió en mi corazón a raiz de este tema.
Me gustó mucho la respuesta del pastor Steve Hennings, según lo menciona Eduardo, cuando dijo “por supuesto, yo soy bíblico”.
Esto me hace pensar en la necesidad que tenemos de ser conformados a las Sagradas Escrituras y al pensamiento de ellas.
Cada vez que se expone un tema, parece que lo abordamos conforme a nuestra opinion, es decir, respondemos, “a mí me parece”, “yo pienso que”, “en mi opinión”…
Mi exhortación es para que sigamos este ejemplo de hombres valientes que para abordar un tema, simplemente citan la Escritura y pueden decir: “mi opinión, es prácticamente irrelevante, pero esto es lo que dice Dios”.
Nuestra opinión tendrá relevancia en la medida en que se ajuste a la Verdad revelada por Dios en la Biblia.
En cuanto a la pena de muerte quiero añadir algo.
Cristo vino y expuso el sentido espiritual y más profundo de la ley y denunció a las personas que creían que estaban cumpliendo la ley, haciéndoles que ellos eran tan merecedores de muerte por albergar malos deseos en sus corazones, como el que llevaba esos deseos internos a la práctica en acciones visibles.
Si alguno no ha caído en asesinato pero odia, debe atribuir a la misericordia de Dios que le ha librado de tal crimen, porque tiene todo lo necesario para realizarlo, y son las circunstancias las que lo han impedido, de igual manera con el adúltero o ladrón. Es la falta de oportunidad o las circunstancias no apropiadas lo que muchas veces detienen al pecador.
Es honesto el que teniendo oportunidad de robar, no roba, ni poco, ni mucho.
Es puro aquel que teniendo oportunidad y toda las facilidades para cometer adulterio huye de tal pecado. (Como el patriarca José)
Si se aplicara la ley debidamente, el temor al castigo, sería un medio apropiado para prevenir que el pecador se abstenga del crimen y esto protege a la sociedad, pero en la actualidad, la falta de rigor en la ley, hace que el temor al castigo sea mínimo y por ende, nos vemos privados de esta protección contra los malvados.
“… y morirá; así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel oirá, y temerá.” Deuteronomio 21:21
La ejecución de criminales debe también servirnos de recordatorio con respecto a la pena que nosotros también merecíamos y de la que fuimos librados por el sacrificio de nuestro Salvador.
En el pasado yo practiqué pecados y vicios de inmoralidad y fui un verdadero adicto, y cuando escucho sobre un pedófilo capturado, sobre un violador capturado, sobre una red de pornografía ilegal (toda pornografía debería serlo) o cuestiones por el estilo, entonces doblo mis rodillas y clamo a mi Salvador, en agradecimiento, porque yo también podría haber llegado a esos extremos, y si hubiera sido así, lo mejor que me podría haber pasado es recibir la pena de muerte, para no seguir ensuciando más este mundo y ofendiendo al Señor y recuerdo esto que está en Efesios 2:
“… entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)
—-
y también en I Corintios 6.
9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
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De uno o más pecados como estos, que merecen la muerte, física y eterna, nos libró el Señor y nos sigue librando.
Dios los bendiga
Alexander
Alexander,
Gracias a Dios por la salvación que ha logrado para nosotros en Cristo. No hay duda que todos nosotros merecemos la pena de muerte por nuestros pecados. Sin embargo Dios en su misericordia y de acuerdo a Su voluntad nos ha permitido vivir, con el fin de ser glorificado. Y al permitirnos vivir, ha hecho que el hombre viva en sociedades, a las cuales les ha puesto gobiernos para hacer justicia. Esta es una manifestación de la gracia común de Dios, que castiga al malo, y detiene la maldad de los hombres usando gobiernos humanos y sus leyes. Bendiciones!
Definitivamente no es bíblica la pena de muerte bajo la dispensación de la Gracia, Cristo no vino a traer muerte, sino vida.
El que no cree ya ha sido condenado, pero el que cree puede recibir la vida de Dios en Él.
No tengo el tiempo ahora, sin embargo, a los asiduos lectores de la Biblia les hago yo esta pregunta sin el afán de ser “más buena que Dios”… ¿en qué momento en el Nuevo Testamento Cristo explícitamente ordenó dar muerte al malvado? ¿qué no dejó la instrucción clara de lo que deberíamos hacer con nuestros enemigos?
Cuando los apóstoles querían tomar la opción de “quemar” a los enemigos de Cristo, Él les dijo claramente: “USTEDES NO SABEN DE QUÉ ESPÍRITU SON”.
Este tema es serio, he visto a muchos cristianos hablar con ligereza respecto al mismo.
Revisemos también la vida de los Cristianos Primitivos, ellos aún se oponían a ser contados como soldados activos de guerra, ya que los padres primitivos o primeros padres les enseñaban claramente a no matar. En caso de ir, irían expresamente a morir y si utilizaban el arma de guerra ellos eran excluídos de la iglesia, así de serio era para ellos no matar.
Ahora bien en cuanto a tu último párrafo, ¿te plantarías con toda seguridad como verdugo de alguno de esos que según tú deben morir (o según la ley) y estar completamente seguro que obedeces a Dios y adorar a Dios en medio de la ejecución?
CUIDADO CON ESTOS TEMAS Y CON LOS PENSAMIENTOS, finalmente, tal es el corazón del hombre tal es él… no podemos olvidar el Espíritu del cuál somos y en el cuál nos movemos. Él es el que en todo caso convencerá de pecado, de juisticia y de juicio. Y LA VENGANZA ES DEL SEÑOR, no nuestra.
Por favor, reflexionen en cuanto a esto.
No tiene vuelta de hoja.
Naara
naara_lgo@hotmail.com
Naara,
Leíste mi entrada? No son las palabras de Pablo las palabras de Dios? Y si son las palabras de Dios, no son las palabras de Cristo? Si estamos de acuerdo en eso, entonces deberás leer lo que dice Pablo-y que cité y expliqué claramente en mi entrada- en Romanos 13: 1-4. Dios ha dispuesto a los gobiernos de la tierra y les ha otorgado el poder para hacer justicia. Uno de estos medios es a través de la pena de muerte. Eso es lo que dice Pablo, y eso es lo que dice el Nuevo Testamento. Concuerdo contigo en que “no tiene vuelta de hoja,” la palabra de Dios es clara y autoritaria.
Estas palabras las escribo motivado básicametne por la respuesta de Nara.
En mis días de universitario humanista, yo también tuve esa percepción equivocada con respecto a la pena de muerte. Mis valores eran los del “che”, pero solo los valores románticos del Ché, mis valores eran los de Green Peace, los de todos los que quieren pensar que podemos llegar a lograr una sociedad justa y equilibrada, sin aplicar la ley de Dios, sino con las teorías sociales y antropocéntricas más elevadas.
La exposición de Eduardo es bien completa y hay que tomar tiempo para leerla y comprobar que está hablando conforme a la Biblia.
Hablaré con respecto a mi experiencia.
Muchos de los que conocí en el pasado que aprobaban la pena de muerte tenían una actitud como de superioridad hacia los demás pecadores, es decir, siempre pensando que el asesino merecía morir y en cierto modo alegrándose de que lo ejecutaran, y sintiéndose muy limpios de estos pecados que llevan al asesinato. Este deleite en que otros sean castigados, sin reconocer la misericordia mostrada para nosotros no es correcto.
Pero nuestra percepción de la justicia puede también ser incorrecta, cuando llegamos a tener lástima de que se ejecute una sentencia que es conforme a la palabra de Dios.
Voy a aclarar mi punto.
El infierno es la pena merecida por todos los pecadores. ¿Cierto?. Bueno, todos los creyentes bíblicos lo entendemos así. Ahora bien, aunque con amor predicamos el evangelio para que los pecadores se arrepientan y acudiendo a Cristo sean salvos, dice la Biblia que un día de Juicio vendrá y todos los que somos de Cristo hemos de alabar la Justicia de Dios en aquel día. Por lo tanto vamos a tener que decir, con los ángeles: Justo eres Señor
Apocalipsis 16:5
Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas.
Mi participación anterior en cuanto a este tema tenía la intención de hacernos reflexionar sobre la misericordia de Dios para con nosotros, pero nunca un atributo de Dios debe opacar otro atributo de Dios. Dios no solo es misericordioso, Dios es Justo.
Debemos reflexionar en esto: Si pensaramos que ya Dios no considera que existan crímenes que merecen la pena de muerte, cuál es la pena apropiada para estos pecados? y con respecto al resto de pecados? ¿quién establece las penas correctas?
Si aplicamos incorrectamente el Sermón del monte y la regla de oro para el establecimiento de la ley civil, tendríamos que dejar que el ladrón se quede con lo que robó, porque el Señor dice que si alguien toma lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva y no he escuchado a ningún oponente de la pena capital que sea partidario de este punto de vista.
La regla de oro y de no tomar venganza es para aplicación diaria en nuestra vida personal, pero sería completamente inconsistente si el gobierno civil, que está llamado a ejercer justicia por autoridad delegada de Dios quisiera aplicarla los criminales. Cuando el magistrado ejerce justicia, ya es un asunto de autoridad divina, no es tomar venganza por nuestras manos.
—
La actitud de la sociedad ante la pena de muerte, refleja un desconocimiento de la justicia de Dios, se aferran a creer que Dios solamente es amor y solamente misericordia. Como dije antes, ningún atributo divino debe opacar a los demás. Nuestro Dios es fuego consumidor, pero si nos resulta tan difícil aceptar que hay crímenes que merecen la pena de muerte física, creo que nos sería mucho más difícil y cosa imposible entonces, aceptar verdades como esta:
Apocalipsis 21:8
Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
—-
Recordemos que según la Confesión de Londres, Dios recbe gloria de las dos formas:
“… para alabanza de la gloria de su gracia” y
“… para alabanza de la gloria de su justicia”
—
en el amor de JEsús,
Alexander
Alexander,
Exclente comentario. Bendiciones!
Y este versículo: Mateo 26:52 Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.
Albert,
Claramente Jesús estaba en contra de la insurrección o de los hombres que tomaban la justicia por sus propias manos. Pedro se estaba rebelando y eso Jesús no lo peritía, pues Dios es quien establece a los gobernantes para que hagan justicia. Es más, Jesús cuando enfrentó a Pilato le dijo que él podía condenarlo a muerte porque esa era la autoridad que Dios le había dado (Juan 19: 10-11).
También ha establecido la justicia en la tierra. Romanos 13 dice:
“Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;
Rom 13:4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.
Manuel,
Precisamente ese es un pasaje que he utilizado en la entrada para argumentar en favor de la pena de muerte.