Libro: La Ley y el Evangelio de Ernest Kevan

Ernest F. Kevan
Hace varias semanas se ha venido discutiendo en sujetosalaroca el tema de la Ley y su relación con el creyente. Ha habido varias discusiones interesantes, pero he encontrado muchas contradicciones y falta de comprensión de lo que dice la Biblia, en aquellos que niegan la obligatoriedad de los preceptos morales de la ley mosaica sobre el creyente.
Pues, debido a que no hay muchos libros reformados acerca de este tema en la lengua española, deseo el día de hoy recomendar uno. Se trata de la traducción del libro “The Evangelical Doctrine of the Law” de Ernest F. Kevan. En español el libro se llama, “La Ley y el Evangelio,” y fue traducido or José Grau. Además es prácticamente un resumen de su obra, “The Moral Law.”
Se trata de un libro corto, que puede ser leído en unas cuantas horas, pero que trae una explicación exhaustiva de la doctrina reformada con respecto a la ley mosaica, en cual se establece que el decálogo debe ser observado por creyente.
Qué son los diez mandamientos? Muchos han malinterpretado el decálogo, quizás por causa del razonamiento natural del hombre, como algo meramente externo. Pero la Biblia nos deja claro que la ley de Dios es una ley espiritual. Kevan dice,
la meditación de este tema debe comenzar por un renovado sentido de la soberanía del Creador que tiene derecho a establecer mandamientos para los seres espirituales que Él mismo ha hecho a su propia imagen. Detrás de toda ley hay un legislador. El hombre no tiene que responder a una ley abstracta, sino ante Dios.” página 43
El error de muchos cristianos es tener un pensamiento inadecuado de la ley. La ley es, como bien lo explica el autor, “la expresión de la voluntad divina.” Y esta interpretación de la ley lleva al autor a decir lo siguiente,
Por consiguiente, la relación de criatura que el hombre mantiene con Dios le obliga a la admisión de una obligación personal con respecto a su Creador, cuyas exigencias divinas le son presentadas con el sello de la máxima autoridad: “Yo soy Jehová tu Dios…No tendrás…No te harás…No te inclinarás…No tomarás…” página 44
Esa ley le fue revelada al hombre como una revelación especial acerca de la relación moral que le ligaba con Dios, la cual fue escrita en su corazón. Este conocimiento de la voluntad de Dios se oscureció”, dice el autor, “cuando el hombre cayó en el pecado.” Pero, este conocimiento no desapareció completamente en el hombre, pues es claro que la conciencia da testimonio de que hay una ley moral. Dice luego el autor,
No es, pues, difícil concluir que los Diez Mandamientos expresan verdaderamente estas exigencias morales de Dios que fueron primeramente grabadas en el hombre como portador de la imagen divina.” página 52
Esa ley que fue dada en Sinaí no es más que la ley escrita en el corazón de toda la humanidad. Dice Kevan que, “Dios usó a Israel, su siervo, como vehículo de la revelación al publicar de nuevo esa Ley moral que, originalmente, había estado escrita en el corazón del hombre.
Esa ley, dice el autor, “no va en contra de las promesas de Dios. Por el contrario, es un medio de gracia.” Pero hay muchos que defienden que los creyentes están libres de la ley, pues entienden la ley como un “pacto de obras”, pero el autor aclara que este uso de la ley es inadecuado, pues la ley nunca fue objeta de tal pacto. Kevan escribe,
La inscripción de la ley de Dios en el corazón del primer hombre no fue en ningún momento un medio para asegurar la vida; fue por el contrario, la expresión de una vida ya poseída. Diios otorgó al hombre la vida espiritual y entonces le dio Su ley. De manera similar, la ley fue dada, no porque a partir de entonces los hombres tuvieran que ganarse la salvación mediante su cumplimiento, sino porque de acuerdo con la dispensación del Antiguo Testamento, y según su manera característica, esos hombres eran ya un pueblo salvado.” página 67
Los fariseos habían malinterpretado la ley para su propia destrucción. Ellos habían torcido la ley espiritual en un medio por el cual se podían justificar ante Dios, sin necesidad de arrepentirse, sin necesidad de fe, sin necesidad de un salvador. Ellos podían ser salvos por sus propios méritos. Pero el autor dice que,
El fracaso de percibir el propósito histórico de la Ley constituye la tragedia espiritual del pueblo hebreo. Queda resumido en las palabras, llenas de sentimiento y compasión, del apóstol Pablo cuando describe a sus compatriotas como “ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.” Esta gran perversión de la Ley se denomina “legalismo.” Podríamos definirlo como una doctrina que busca la salvación or la conformidad de la Ley, diferenciada de la salvación por gracia, y se muestra en una tendencia constante a observar la letra de la Ley más bien que su espíritu interno. Es aquel estado del alma en que la comunión con Dios se entiende como algo supeditado a la cantidad de ritos religiosos cumplidos…Cuando el Antiguo Testamento hace depender la bendición de la obediencia a la Ley, no quiere decir con ello que la guarda de la Ley sea la base del favor divino. Esta favor está siempre presente, desde el principio, y la Ley ofrece a la vez la norma, o test, y el alimento de la fe a aquellos que andan con Dios. La Ley del Sinaí pertenece al Pacto de gracia. El conocimiento que Israel tiene de Dios empezó con el llamamiento de Abraham y con la fe del patriarca en respuesta a este llamamiento. Lo hallamos descrito con suficiente claridad en el libro del Génesis; se enumera en la historia de la fe en la carta a los Hebreos y constituye la base de un argumento crucial en Gálatas. La fe es siempre la condición subjetiva de la religión del Antiguo Testamento; es el principio activo tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.” página 69-70
Pero, como debemos entonces comprender la ley? Pues, como la entendía el Señor. Dice Kevan,
La relación entre la Ley y la vida debe ser vista ahora en su aspecto positivo tal como fue instituída por el Señor. El pueblo de Israel fue el objeto de la gracia divina. Israel fue un pueblo del pacto a quien Dios redimió, y la Ley le fue dada para que le indicara la clase de conducta que cabía esperar de un pueblo redimido. Los requerimientos de la Ley son entregados al pueblo de Dios como una obligación incondicional, como una señal distintiva por la cual este pueblo es separado de todos los demás pueblos, y como un medio por el cual pueda alcanzar su verdadera bendición. ” página 72
Este sentido de la ley hace que el creyente como hijo de Dios, y de Su pueblo, “no pueda ni por un momento resistirse a la obediencia.” El libro continúa explicando el verdadero y correcto uso de la ley moral dada a Moisés. Por lo bueno de sus argumentos y de sus explicaciones, considero que el libro de Kevan es de gran utilidad para todos aquellos que deseen comprender correctamente la doctrina que ha sido mantenida por la iglesia con respecto a la relación entre la ley y el creyente. Se los recomiendo.
sujetosalaroca.org
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Eduardo,
Gracias. En verdad lo estoy leyendo y ha resultado de gran bendición.
Renton,
Te lo recomiendo es super bueno!!!
hnos es un placer saludarlos en el amor de cristo
sobre este libro muy interesante por lo demas, me gustaria saber como puedo obtenerlo
si me lo pueden ahcer llegar a mi mail, o alguna forma de descargarlo
desde ya mis agradecimientos
se despide
rodrigo cuevas
Rodrigo,
No creo que el libro se encuentre disponible en pdf. Pero en librerias cristianas lo podras conseguir.