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Montanismo Redivivus: Sanaciones al por Mayor

December 5, 2008

En la entrada anterior vimos que los pentecostales y carismáticos creen que el don de hacer milagros ha continuado luego de la muerte de los apóstoles, y que están presentes en la iglesia actual, mientras que la posición protestante histórica ha sido lo contrario, es decir, que los dones espirituales milagrosos, o como los he catalogado para esta serie, los dones extraordinarios han cesado una vez que el período revelatorio y básico de la iglesia fue completado.  Una vez que las enseñanzas del Espíritu concernientes a la vida y obra de Cristo fueron escritas, los dones cesaron, ya que para este nuevo período de la iglesia no eran necesarios.

Vimos además que la Biblia enseña que el don de hacer milagros sirvió un propósito, esto fue, autenticar un mensaje divino o a un mensajero, y probar públicamente que la persona que realizaba los milagros era enviado de Dios. Esto es claro en la Biblia, primero por el testimonio de los apóstoles. Pablo escribió a los corintios que existían signos para saber si una persona era un apóstol, y escribe, “Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros” (2 Corintios 12: 12). Esos fueron los signos o la insignia de los apóstoles. Si el don de hacer milagros hubiera sido común en la iglesia en los tiempos del apóstol Pablo, entonces esos dones no serían una marca de los apóstoles y las palabras de Pablo serían innecesarias.

Segundo, el estudio de los ejemplos del uso de los dones espirituales en el libro de Hechos, el cual nos muestra la historia de la mayor parte del período apostólico, nos revela que el uso de estos dones era específico para los oficios de apóstol o evangelista (ver Hechos 2: 43; 3: 6-9; 4: 16; 5: 12-16; 9: 33-34, 40; 15: 12; 20: 9-12).

El autor del libro de Hebreos, como escribí en la entrada anterior, testifica la manifestación específica de estos dones en los apóstoles y evangelistas (Hebreos 2: 3-4).

Lo que vemos en el libro de Hechos es que en casi en todas las instancias en que se practica el don de hacer milagros se acompaña de la predicación del evangelio (Hechos 2: 14-39; 3: 11-26; 4: 8-12; 5: 12-16; 6: 8-10; 8: 5-7; 9: 33-35, 40-42; 14: 3; 19: 11-20). Vemos por ejemplo el testimonio divino de la palabra en Iconio, “Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios” (Hechos 14: 3). Lucas, luego de documentar los increíbles milagros hechos por Pablo y los apóstoles y la imposibilidad de los judíos de imitarlos, el evangelista escribe, “Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor” (Hechos 19: 20). Los milagros que hacían estos hombres por el poder de Dios llevaban a la gente a la verdad del evangelio.

La idea de que los dones extraordinarios únicamente servían el propósito de autenticar el mensaje divino es sustentado también por el Antiguo Testamento. Luego de que Dios le dijo a Moisés que hablaría al pueblo de Israel como un mensajero de Dios (Exodo 3: 15 ff), Moisés deseaba saber que hacer si el pueblo no le creía u obedecían sus órdenes. Dios le responde dándole a Moisés la capacidad de realizar milagros en frente del pueblo (Exodo 4: 2-9). Si el pueblo no le creía con la primera señal (Exodo 4: 3-4) entonces Moisés tendría dos señales más. Quizás Dios estaba siguiendo el patrón de “dos o tres testigos” para confirmar algo como verdadero (Deuteronomio 17: 6; 19: 5; Mateo 18: 6). Pero, Moisés debía realizar milagros para que crean “que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob” (Exodo 4: 5). Con estos milagros, Dios autenticaría a Moisés como su enviado.

Otro mensajero de Dios fue Elías. Como Moisés, Dios le reveló a su pueblo la naturaleza auténtica del ministerio de este profeta y el mensaje que le fue entregado, por medio del don de hacer milagros. Durante una hambruna, Dios envió a Elías a vivir a Sarepta con una viuda (1 Reyes 17). Luego de que el hijo de la viuda muere, Elías ora al Señor y Dios revivió al jóven. Cuál fue la respuesta de la mujer? “Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca” (1 Reyes 17: 24). En otras palabras, la mujer sabía que Elías era un profeta de Dios porque tenía el don de hacer milagros.

Dios siempre ha actuado igual

Este es uno de los argumentos de un comentarista de este blog. Qué es lo que intenta decir? La idea es que Dios siempre ha actuado a través de la historia mediante prodigios y milagros los cuales son hechos por medio de hombres. Pero, el análisis bíblico refuta tal argumento. Es cierto que Dios siempre ha actuado con milagros realizados por hombres?

Cuando estudiamos la Biblia podemos ver un patrón con respecto al uso de las señales de parte de Dios. Los milagros no aparecen en la Biblia arbitrariamente, sino que existen períodos donde los milagros no ocurren del todo. Porqué razón? Como mencioné anteriormente, debido al propósito de los dones. Estos sirven para autenticar a un verdadero mensajero de Dios y a un nuevo mensaje que el enviado trae de Dios.

Existen tres períodos principales de señales o milagros en la Biblia. El primer período ocurre durante el éxodo de Egipto y la conquista de Canaan. Las señales autenticaron a Moisés y Josué ante el mundo pagano y ante el pueblo de Dios. Este fue un período de gran actividad revelatoria y fue un período básico para la nación de Israel. El éxodo de Egipto y la conquista de Canaan tipifican la perfecta redención de Cristo de los elegidos y la conquista del mundo por medio del evangelio y el poder regenerativo del Espíritu Santo.

El segundo período ocurre durante los ministerios de Elías y Eliseo. El ministerio de Elías marca el inicio de un gran período profético. Hubo gran actividad revelatoria en este tiempo. No sólo hubo una gran exposición de la ley de Dios predicada por la inspiración del Espíritu Santo, sino que también hubo gran cantidad de nuevo material profético concerniente a la persona, obra y reinado del futuro Mesías. Como dije antes, los milagros de Elías y Eliseo los autenticaban como mensajeros de Dios (1 Reyes 17: 24).

El tercer gran período de actividad milagrosa divina ocurrió durante el ministerio de Jesús y los apóstoles. Los apóstoles bajo inspiración divina explicaron la persona y obra de Jesucristo. El Mesías es el final de la revelación y la meta de toda revelación. Hebreos 1 dice,

“1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” Hebreos 1: 1-2

Los profetas del Antiguo Testamento predicaron acerca de un futuro Mesías, y los apóstoles predicaron acerca del Mesías que vino y quien logró la perfecta redención de su pueblo. Una vez que la interpretación de la persona y obra de Cristo que fue inspirada por el Espíritu se completó y que las directrices de alabanza y gobierno de la iglesia fueron establecidas, la necesidad de nueva revelación y autenticación de Milagros cesaron.

Qué necesidad habría hoy en día de que Dios autenticara a un hombre por medio de Milagros si la muerte y resurrección de Cristo fue un hecho histórico que ha sido narrado perfectamente en las Escrituras? Es aquí donde erran aquellos que afirman la continuación de los dones extraordinarios (lenguas, milagros, profecía, interpretación). Hemos leído múltiples comentaristas que afirman que la iglesia aún necesita de nueva revelación divina. Esto es un grave error. Porqué? Porque la Biblia es la perfecta palabra de Dios, “útil para enseñar, para redarg:uir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3: 16-17). Vean lo que dice el Espíritu Santo: la Biblia es lo único que requiere el hombre para ser perfecto y estar totalmente preparado para toda buena obra. Está este texto de acuerdo con lo que dicen muchos pentecostales quienes defienden la continuación de dones de profecía y milagros? La verdad es que sus argumentos contradicen la Biblia y por lo tanto debemos rechazarlas.

La iglesia, posterior a la era apostólica no ha tenido necesidad de nuevas revelaciones ni autenticación de un mensaje que fue histórico y que fue perfectamente escrito por los hombres que anduvieron con Cristo y que dieron testimonio con sus vidas de que lo que escribieron fue cierto. Y qué es la profecía? Qué son los milagros? La Biblia no nos dice claramente que la profecía es una obra revelatoria de la voluntad o un mensaje de Dios? No son los milagros un acto divino para autenticar a sus mensajeros? Los pentecostales niegan esto, pero tienen a la Biblia en su contra. Finalizo esta entrada con el comentario de un lector de este blog en contra de un comentario que hice en una de mis entradas donde escribí, “Lo importante de saber es que al poseer la Biblia, ya no se requiere de addendums a la revelación perfecta.” La respuesta de este comentarista muestra lo que piensan muchos pentecostales de mi argumento,

“Eso es una mentira del diablo” [1]

“Es una mentira del diablo” la afirmación que la Biblia es la perfecta y completa revelación de Dios para Su iglesia. Les dejo las conclusiones a ustedes. En la próxima entrada estaré haciendo un análisis de los milagros narrados en la Biblia.

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