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Día del Señor 29

January 24, 2007

78. ¿Se transforman el pan y el vino en el verdadero cuerpo y sangre de Cristo?
No. Así como el agua del bautismo no se transforma en la sangre de Cristo y por sí misma, no lava los pecados sino que es simplemente la señal y la certeza de Dios; así mismo, el pan de la Cena del Señor no se transforma en el mismo cuerpo de Cristo, a pesar de que se le llame el cuerpo de Cristo, sólo para mantener la naturaleza y el lenguaje de los sacramentos.[1] Eph. 5:26; Tit. 3:5. [2] Matt. 26:26-29. [3] I Cor. 10:16, 17; 11:26-28. [4] Gen. 17:10, 11; Ex. 12:11, 13; I Cor. 10:3, 4; I Pet. 3:21.

79. ¿Por qué entonces llama Cristo al pan su cuerpo y a la copa su sangre o el Nuevo Pacto en su sangre? (Pablo usa las palabras, “una participación en el cuerpo y la sangre de Cristo”).
Cristo tiene una buena razón para estas palabras. Él quiere enseñarnos que: así como el pan y el vino alimentan nuestra vida temporal, así mismo, su cuerpo crucificado y su sangre derramada, alimentan verdaderamente nuestras almas para la vida eterna. Pero más importante aún… Él quiere asegurarnos, mediante esta señal y garantía visibles, que nosotros, a través de la obra del Espíritu Santo, tenemos parte en su verdadero cuerpo y sangre tan ciertamente como recibimos con nuestras bocas… estas santas señales en memoria suya y que todo su sufrimiento y obediencia son tan definitivamente nuestros, como si nosotros, personalmente, hubiésemos sufrido y pagado por nuestros pecados.[1] John 6:51, 55. [2] I Cor. 10:16, 17; 11:26. [3] Rom. 6:5-11.

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