Los Dones Espirituales y la Promesa de Cristo

De nuevo, Timmy Brister ha escrito una segunda entrada con respecto a los dones y el uso adecuado de los mismos en la iglesia. Le estoy citando de nuevo porque las implicaciones de esto son importantes para cada uno de nosotros y para nuestras iglesias. Brister dice,

La repetición y la redundancia pueden ser algo bueno, especialmente cuando reconocemos la importancia de recordar.

Con todas las controversias y debates acerca de los dones espirituales, necesitamos la disciplina de recordar, y recordar en particular lo que Pablo repitió una y otra vez sobre su gran propósito, esto es edificar y hacer crecer la iglesia. Vea estos pasajes de 1 Corintios 14, un capítulo dedicado al uso apropiado de los dones espirituales:

Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. (v. 3)

pero el que profetiza, edifica a la iglesia.(v. 4)

Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.(v.5)

Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia.(v. 12)

Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es edificado.(v.17)

pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.(v. 19)

Hágase todo para edificación.(v. 26)

Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados.(v. 31)

Cuál es la preocupación de Pablo? Es que los creyentes puedan ser excelentes en el ejercicio de sus dones espirituales para edificar la iglesia. Él no puede ser más redundante en este capítulo (ocho veces se refiere a la edificación de la iglesia o a la exhortación de otros). Y este no es el único lugar donde Pablo habla acerca de edificar la iglesia. Considere Efesios 4.

¹¹ Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, ¹² a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo…¹⁶ de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor. –Efesios 4: 11-12,16

Quién edifica la iglesia? Todos los santos cuando están trabajando a tiempo completo en el ministerio. Cómo hacen edificar la iglesia? Cuando cada miembro del cuerpo es equipado para crecer y trabajar apropiadamente. Cómo trabajan apropiadamente? Cuando ejercitan sus dones espirituales para el bien común, la unidad de la iglesia, y el cuidado mutuo los unos por los otros (ver 1 Cor. 12).

Ahora, puede usted pensar en otro lugar prominente en la Biblia en donde “edificar” sea usado? Ah, sí, la gran promesa de Jesucristo, sobre la confesión de Pedro que Él es el Mesías. Jesús dijo:

“[Yo] edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” –Mateo 16:18

El gran estímulo que tenemos los creyentes es que Jesús es aquel que va a hacer todo esto. Jesús va a edificar Su iglesia. Su promesa es tan segura como vacía está la tumba. Pero mientras creemos esta promesa, cómo hace Jesús todo esto?

Mi argumento es que los materiales que Jesús utiliza para edificar Su iglesia son los mimbros de Su cuerpo dotados con donees del Espíritu, investidos de poder por el Espíritu y llenos del Espíritu Santo. No desconcete la promesa de Mateo 16: 18 del propósito de los dones espirituales en 1 Corintios 14. Cuando todos los dones espirituales están presentes y trabajando adecuadamente, Cristo está presente, y Él está hoy edificando Su iglesia por medio de Su pueblo en el poder de Su Espíritu.

Podríamos estar tentados a plantar y construir iglesias en el poder de la carne, con el ingenio humano y maquinaciones ostentosas, pero el plano bíblico es simple. Jesús edifica por medio de Su Espíritu a través de Su pueblo para Su gloria.

Por lo tanto, concluyo:

1. Una iglesia comprometida a plantar y construir iglesia debe equipar a los santos que están trabajando apropiadamente con sus dones espirituales. Nosotros no podemos aceptar otros materiales de edificación. La casa caerá si no está edificada sobre Cristo y por Cristo.
2. Cristo es la cabeza de la iglesia, y Su promesa de edificar Su iglesia debe fluir a traves de los miembros del cuerpo. Un miembro trabajando eficazmente edificando la iglesia es evidencia que están correctamente conectados a la cabeza, a Cristo. Por el contrario, miembros que no están edificando la iglesia por medio de sus dones pone en cuestionamiento de si la promesa de Cristo ha hecho alguna diferencia tangible en sus vidas ahora.
3. Pastores, si creemos la promesa de Cristo y el propósito de los dones, debemos vernos como equipadores, no sólo como ministros. Pablo dice que son los santos quienes hacen el trabajo del ministerio. Somos nosotros los que equipamos. Usted está en peligro pensando que la edificación de la iglesia depende de usted si las ocupaciones prácticas de la iglesia recaen en sus manos. La edificación de la iglesia recae directamente en las manos de Jesús, en Sus pies, en todos Sus miembros dotados sobrenaturalmente por Su Espíritu. Su liderazgo es importante para el cuerpo, pero la importancia será vista en que tan bien los otros dones florecen y fructifican, no meramente los miembros apreciando el fruto de tus dones.

Así que permita que la repetición y redundancia de Pablo penetre. Todo lo que hagamos debe ser para edificación de la iglesia, y con esa meta universal, nos regocijamos en una promesa infatigable. Jesús edificará Su iglesia. Jesús está edificando Su iglesia. Que los dones que Él ah suplido revelen Su grandeza y redunden para Su gloria.