La Cruz Fue Decretada Para Manifestar La Justicia de Dios
Esta es la transcripción del sermón que prediqué este domingo pasado. Espero sea de bendición.
“…porque separados de mí nada podéis hacer” Juan 15: 5
Texto: Romanos 3: 23-26
Tema: La Crucifixión Manifiesta la Justicia de Dios
Propósito: Mostrar lo que hizo Dios para que el hombre fuera reconciliado con Él.
I. Introducción
Cuando el pastor Henning estuvo internado por segunda vez debido a complicaciones sépticas de la primera cirugía, y luego de haber estado en cuidados intensivos con el abdomen abierto, siendo llevado a sala de operaciones para lavar la cavidad abdominal en varias ocasiones, le hice una pregunta que creo es importante para nosotros. Le pregunté lo siguiente: «Si usted hubiera sabido que iba a pasar por todo esto…se hubiera operado la primera vez?»
Es muy difícil que nosotros podamos ponernos en los zapatos de alguien que haya sufrido mucho, pero, así como el pastor me respodió, creo que la mayoría de los que han sufrido graves cosas responderían igual: «No!» Nadie, si fuera posible, volvería a hacer algo que le hubiera costado muchísimo sufrimiento. Lo que estaba en la mente del pastor y mía era: «Cristo fue a la cruz sabiendo exactamente lo que le esperaba.» E hizo esto con todo amor y obediencia.
Pero, así como los apóstoles, nosotros podemos, en ocasiones, perder la perspectiva de lo que ocurrió en Gólgota. En mi último sermón vimos que el mensaje y la insignia del cristianismo es la cruz de Cristo. Eso es lo que nos caracteriza. Un mensaje tan increíble que es locura para aquellos que se pierden (1 Corintios 1: 18-25). Pero, a que me refiero con perder la perspectiva? Vayamos un momento a Lucas 9 . Aquí el Señor está preparandose para ir a Jerusalén para ser muerto, y se lo intenta explicar a sus discípulos. En el versículo 22 les dice,
«Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día.» Lucas 9: 22
Y luego en el versículo 44 refuerza la idea diciéndoles,
«Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres.» Lucas 9: 44
Pero a pesar de la claridad con que Cristo les hablaba, ellos no entendían. Y esto es lo que vemos en el versículo 45, que dice, «Mas ellos no entendían estas palabras, pues les estaban veladas para que no las entendiesen; y temían preguntarle sobre esas palabras.»
Queda claro que los apóstoles tenían una perspectiva equivocada de lo que ocurriría en Jerusalén. Ellos no entendían lo que verdaderamente ocurriría. Cómo sabemos esto? Vayamos a Lucas 19. Ahí leemos acerca de los apóstoles y la multitud que venía siguiendo a Jesús y habían presenciado muchos milagros hechos por el Señor. En Lucas 19: 11 leemos que, «ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente.»
Qué estaban esperando realmente los judíos? Lo que esperaban era un Mesías que los libertara de su opresor y estableciera Su reino. Cuál opresor? Roma! Los judíos estaban esperando a su libetador.
No lo veían como lo que era, es decir, el Rey que los libertaría de su mayor opresor, el pecado. Cuando Jesús fue arrestado y humillado, nadie lo defendió, ni luchó por Él. Dónde estaban todos los que le seguían? Seguramente pensaron que Jesús no era el Mesías, y mucho menos el Rey que tanto esperaban. No sabían lo que significaba la cruz.
Y esto mismo ocurre con los creyentes. Podemos perder la perspectiva de lo que ocurrió allí. La vez pasada les hablé del tormentoso castigo que sufrió Cristo previo y durante la crucifixión. Les comenté como su carne fue arrancada por el látigo; sobre la gran pérdida de sangre que quizás sufrió; sobre la asfixia que probablemente sufrió nuestro Señor al estar clavado en la cruz. Pero, es que el temor que había invadido a Cristo en Getsemaní se debía a su conocimiento de estos acontecimientos? En Lucas 22: 42, estando Jesús orando en ese jardín dice lo siguiente,
«Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.»
Qué es esta copa? Fue la cruz? Fue el tormento y sufrimiento que sufrió ante los judíos? Fueron los clavos en sus manos y pies? Es que Cristo le está pidiendo al Padre que no lo crucifique? Cómo entender esta copa? Si nosotros conocieramos la Biblia como la conocía Jesús, no podríamos escapara a la referencia en Isaías 51. Ahí el profeta escribe,
Isaías 51: 17: «Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira; porque el cáliz de aturdimiento bebiste hasta los sedimentos.»
La copa a la que se está refiriendo Jesús es la copa de la ira de Dios, la cual es derramada contra todo pecado, y que está destinada para ser bebida por todos los hombres pecadores. Cristo no temía ser crucificado. Cristo temía experimentar la justa ira de Dios en la cruz.
No debemos, entonces, perder la perspectiva de lo que ocurriría en la cruz. Pues, qué es el evangelio? Es triste escuchar a cristianos que ni siquiera saben definir el evangelio. Qué dice la Biblia? Cómo lo define el apóstol Pablo? Vayamos un momento a 1 Corintios 15. En los versículos 3 y 4 el apóstol define el evangelio como, «Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras» (1 Corintios 15: 3-4). Este es el evangelio! Pero muchos ni siquiera pueden articular esta verdad.
O sea, Cristo murió, fue sepultado, y resucitó al tercer día. Qué hace a esto el evangelio? Bueno, es por esta razón que el pasaje que estudiaremos hoy es tan importante. Pablo le escribe a la iglesia en Roma lo siguiente,
Romanos 3: 23-26: «23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.»
Este es uno de los pasajes más importantes en la Biblia. Porqué? Porque explican el evangelio. Para hombres como Martyn Lloyd-Jones, el pasaje de Romanos 3 es importantísimo, debido a que en él tenemos la doctrina central de la expiación. Lloyd-Jones escribe acerca de este pasaje lo siguiente,
«La historia de la Iglesia muestra claramente que estos versículos han sido los medios que Dios el Espíritu Santo ha utilizado para traer a muchas almas de las tinieblas a la luz, y darle a muchos pobres pecadores su primer conocimiento de salvación y la primera certeza de su salvación.»
Entonces, este pasaje debe estar siempre presente en nuestras mentes. Su importancia está en que nos cuenta qué fue lo que ocurrió en la cruz. La crucifixión de Cristo no fue un accidente. Lo que le ocurrió a Jesús hace más de dos mil años fue una obra de Dios planeada en la eternidad. Ni siquiera fue una respuesta al pecado del hombre, sino que el pecado del hombre fue decretado por Dios para que Él mostrara Su gloria en la cruz de Cristo. En el libro de Hechos encontramos lo siguiente,
Hechos 2: 22-23: «22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole»
Y en el capítulo 4 leemos lo siguiente,
Hechos 4: 27-28: « 27 Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, 28 para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera.»
Y el apóstol Pedro nos dice lo siguiente en su primera epístola,
1 Pedro 1: 18-20: «18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros»
Entonces, Dios Padre crucificó a Su Hijo y el pasaje que estudiaremos hoy nos enseña que habían dos razones principales [Muchísimos teólogos, como John Piper, han escrito libros analizando hasta 50 razones. Pero deseo que nosotros conozcamos estas dos]. Primero, Cristo fue crucificado para manifestar la justicia de Dios, y segundo, y que veremos, si Dios lo permite, en otra ocasión, para el rescate de un pueblo compuesto por hombres.
Esta noche deseo analizar el primer punto: Con que motivo manifiesta Dios Su justicia en la crucifixión de Su Hijo? Y para ello vamos a analizar dos razones que muestran la motivación principal de la crucifixión. Veremos una razón motivada por el hombre; una razón, y la principal, motivada por el caracter de Dios; y veremos al final porqué sólo Cristo podía ser el sacrificado.
II. Cuerpo
A. Todos somos pecadores
Notemos lo que dice Pablo en el versículo 23: «por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.» Quienes son «todos»? Si leemos el contexto de Romanos 3, el apóstol se está refiriendo a toda la humanidad. En el capítulo uno dice que todos los hombres han desechado a Su Creador y prefirieron glorificar a la creación. En Romanos 2, Pablo describe el pecado de aquellos que no tenían la ley de Dios escrita en tablas de piedra, hablando de los gentiles, pero que la tenían escrita en su corazón; y de los que tenían esa ley escrita en tablas de piedra, refiriéndose a los judíos. Y empezando el capítulo 3 el apóstol dice lo siguiente,
Romanos 3: 9-18: «¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. 13 Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; 14 Su boca está llena de maldición y de amargura. 15 Sus pies se apresuran para derramar sangre; 16 Quebranto y desventura hay en sus caminos; 17 Y no conocieron camino de paz. 18 No hay temor de Dios delante de sus ojos»
Noten que Pablo toma parte de estas palabras del Salmo 53 en donde dice que Dios miró desde los cielos buscando si había hombres entendidos que buscaran a Dios, y lo único que vio fueron pecadores, hacedores de maldad.
La Biblia enseña que todos los hombres son pecadores, pues todos han transgredido la ley de Dios, y por lo tanto están destituídos de Su gloria y merecen Su castigo. Nadie aquí presente puede decir que estaba bien con Dios antes de haber nacido de nuevo. Nuestras conciencias ponen de manifiesto que somos pecadores y que mercemos ser castigados. Somos entes morales, y esa moralidad fue puesta por Dios en los corazones de todos los hombres. Es por eso que cuando un hombre hace algo malo, su conciencia le acusa y le dice que debe ser castigado.
Pero Dios es Santo y no tiene comunión con el pecado. La Biblia nos dice que Dios aborrece la maldad, y que derramará la copa de Su ira sbre todos los impíos como leímos en el pasaje de Isaías. Es más si leemos Salmo 5: 5 dice, «Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad.»
La palabra hebrea utilizada para «iniquidad» es aven que quiere decir «maldad.» Y si leemos el versículo previo dice, «tú no eres un Dios que se complace en la maldad» (Salmo 5: 4). La maldad no puede tener cercanía con Dios. Y qué es el pecado sino la peor maldad? Qué es el pecado sino la gran traición cósmica? -como lo llama R. C. Sproul.
Todos los hombres en su estado natural son pecadores. Esa es su naturaleza. Somos concebidos en pecado nos dice David en el Salmo 51. En el siglo IV de esta era el gran enemigo de Agustín era un monje inglés llamado Pelagio. Una de las tantas enseñanzas de este hereje era que los niños nacían moralmente neutros y que no era hasta que crecían que elos aprendían a hacer el mal. Pero el Salmo 58: 3 dice, «Se apartaron los impíos desde la matriz; Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron.» Esto es lo que enseña toda la Biblia. Esto es lo que enseña nuestro pasaje. «todos pecaron» es lo que dice. Por lo tanto todos merecemos ser castigados.
Un ejemplo de esto lo vemos en lo que le ocurrió a Uza. Leamos en el libro de 2 Samuel,
2 Samuel 6: 1-7: «1 David volvió a reunir a todos los escogidos de Israel, treinta mil. 2 Y se levantó David y partió de Baala de Judá con todo el pueblo que tenía consigo, para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos, que mora entre los querubines. 3 Pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en el collado; y Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo. 4 Y cuando lo llevaban de la casa de Abinadab, que estaba en el collado, con el arca de Dios, Ahío iba delante del arca. 5 Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos. 6 Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes tropezaban. 7 Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad [la palabra hebrea aquí es shal que quiere decir «falta o error»], y cayó allí muerto junto al arca de Dios.»
Verdaderamente Uza había violado un mandamiento de Dios de no acercarse al arca. Pero lo que debemos entender de este pasaje es que la ira de Dios se enciende ante la presencia del pecado. El hombre es un pecador. Esa es su naturaleza, y por lo tanto no puede acercarse al Dios Santo sin quedar impune. Y esto fue lo que le ocurrió a Uza. Un pecador se acercó a Dios y murió. Dios no puede dejar pasar el pecado sin castigo.
Dios nos dice en Isaías 13: 11, «Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes.» Dios castigará a los impíos debido a que debe castigar todo aquello que se rebela contra Su Santa voluntad.
Entonces, si todos los hombres son pecadores, y como dice Pablo en Efesios 2: 3, «hijos de ira,» cómo es que podemos acercarnos a Dios? La primera respuesta que surge de este texto, en el versículo 25, es que Dios debe ser propiciado. Es decir, la ira de Dios debe ser aplacada o satisfecha.
En la lengua española tenemos entre 240 y 400 mil palabras, de las cuales, un adulto promedio utiliza alrededor de mil. Sin embargo, no existe palabra más importante, y quizás más desconocida como la palabra «propiciación.» Raymond Ortlund dice que es «la palabra más importante del universo,» y que no la utilizamos porque, «hemos perdido el lenguaje de Dios.» [1]
Esta palabra viene del latín propitio, que quiere decir, «hacer favorable, aplacar, apaciguar, conciliar.» Propiciar a Dios significa aplacar Su ira. «Pero, no es que Dios es amor?» Por supuesto que sí. Todo Dios es amor. Pero así como todo Dios es amor, todo Dios es Justicia, Santidad, e Ira en contra del pecado.
Dentro del evangelicalismo hemos perdido la enseñanza de este atributo de Dios. En la actualidad se enseñan únicamente aquellos atributos de Dios que no ponen incómodos a los hombres, pero una de nuestros deberes es enseñar todo el consejo de Dios, y parte de la enseñanza bíblica acerca de Dios, es que Dios es un Dios de Ira.
Esta ira de Dios no es como la de los hombres, es decir, no es pecaminosa. Cuando nosotros nos enojamos, en la gran mayoría de las veces pecamos. Pero la ira de Dios es Santa. Dios no peca cuando se enoja. Un ejemplo claro de esto lo vemos cuando Cristo entró al templo y echó a todos los mercaderes. Su ira fue Justa.
La ira de Dios no es un arrebato irracional, como ocurre en los hombres, sino que es algo digno de Dios, pues es una reacción justa en contra del pecado. El mismo Ortlund escribe lo siguiente al respecto,
«Su ira es la solemne determinación de un doctor removiendo el cancer que está matando a un paciente. Y este Doctor odia el cancer. Removerá todo el cancer de Su universo. Él ha establecido «el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios (Romanos 2: 5).» [2]
Leon Morris describe la ira de Dios como, «Su repulsión personal y divina al pecado,» y como «Su vigorosa y personal oposición.» [3] La ira de Dios se enciende única y exclusivamente contra el pecado y se expresa en su condenación y castigo. Es debido a Su caracter que no puede tolerar el pecado. Él es Santo y todo lo pecaminoso no puede estar cerca suyo.
Por ello, Dios puso a Cristo como la ofrenda para aplacar Su ira, para manifestar Su justicia. Cuando leemos a los patriarcas griegos de la iglesia, notamos que ellos enseñaban que la cruz fue primariamente la satisfacción hecha al diablo, es decir, fue el pago que se le hizo a Satanás como rescate de ciertos pecadores.
Para los patriarcas latinos, la satisfacción fue hecha a la Ley de Dios, pero en el siglo XI, un hombre llamado Anselmo de Canterbury en una de las obras más importantes llamada, «Cur Deus Homo?,» que quiere decir, «Porqué Dios Hombre?» expone, por primera vez, que la cruz fue la satisfacción hecha a Dios. Es decir, Dios fue quien fue propiciado, pues fue Él la parte ofendida con los pecados de los hombres.
Los hombres se rebelaron contra Dios y por lo tanto Él fue ofendido. Cuando nosotros pagamos un daño que le hicimos a otra persona, lo hacemos a la parte ofendida y a nadie más.
Y porqué debe ser Dios propiciado? Aquí es donde muchos erran. Muchos han formulado la siguiente pregunta: No puede Dios perdonar a los hombres como Él mismo nos ordena perdonarnos unos a otros? Lo que quieren decir es: porqué es necesario que Dios deba castigar a los pecadores y no pueda tan sólo perdonarlos-dejar pasar los pecados? La respuesta a esta pregunta es un rotundo no! Porqué? Porque Dios es Justo.
B. Dios es Justo
Si toda la humanidad se ha rebelado contra Su Creador, entonces implica que la copa de la que habla Isaías debe ser bebida por todos los hombres, pues todos son pecadores.
Entonces, cómo puede ser un hombre salvo? Es decir, si todos merecen ir al infierno y experimentar la ira de Dios eternamente, cómo puede Dios salvar a pecadores? Carnegie Simpson escribió lo siguiente, «el perdón es para el hombre el más claro de los deberes; para Dios es el más profundo problema.» [4] Sabemos que no hay nada imposible para Dios, pero lo que Simpson dice tiene sentido. Cómo perdona el Dios Perfecto, Santo, Justo a hombres pecadores? En un sentido es un gran problema.
Y lo que Simpson estaba planteando es que el problema del perdón a pecadores está constituído por el enfrentamiento entre la perfección de Dios y la rebelión humana. Es decir, el obstáculo para el perdón está en la reacción divina en contra de sus criaturas rebeldes. Porqué? Porque Dios es Justo.
Les hago una pregunta filosófica: Romanos 1 nos dice que Dios ha revelado su poder y deidad en la creación. Pero, pudo Adán antes de la caída conocer de la Justicia de Dios? Adán conoció que Dios era Justo luego de la caída, cuando pidió la sangre de animales para cubrir temporalmente el pecado de Adán y Eva. Dios exigió la muerte de un sustituto.
Y es que la Justicia de Dios tiene que ver con su caracter. Dios actúa siempre en base a Su justicia, es decir, nunca hace nada que sea injusto. R. C. Sproul define la Justicia de Dios como, «Su compromiso inmutable y eterno para hacer siempre lo correcto.» [5] Dios es amor, pero lo que Dios ama en sobremanera es Su perfecto caracter. Es por ello que le da tanta importancia a mantener intacta Su justicia. Pablo escribe en los versículos 25 y 26,
25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.»
Para que Dios sea justo debe actuar de acuerdo a Su caracter. Sabemos de la Biblia que Dios aborrece el pecado, y si Dios no castiga el pecado, entonces, de acuerdo a la definición que nos da Sproul, Dios no es justo, pues no estaría haciendo lo correcto.
Cómo manifiesta, entonces, Dios Su justicia? Pablo nos dice que lo hace poniendo a Su Hijo como propiciación por el pecado. Para aplacar la ira que tenía puesta sobre pecadores, Dios pone a Su Hijo para sufrir Su ira, con el fin de dejar claro que Él es justo.
Como dije antes, Dios no puede dejar pasar por alto el pecado. Dios tiene que castigarlo si Él es Justo. Dios debe hacer siempre lo que es correcto, y lo correcto es castigar a aquellos que se han rebelado y han transgredido Su perfecta ley.
Entonces, como podemos responder a la inquietud de Simpson? Porqué dice él que perdonar a un pecador es un gran problema para Dios? Bueno, primero porque para poder perdonarlo, debe castigar su pecado. Y el castigo del pecado depende de la gravedad de la ofensa. Veamos dos ejemplos.
Si un hombre se roba una cartera, probablemente lo castiguen con una pena de carcel de varios meses [aunque en nuestro país ya no se sabe con seguridad]. Pero si un hombre mata a otro hombre, su castigo será mayor.
En la antigüedad sucedía algo interesante. Las personas valían de acuerdo a su estatus social. Es decir, un esclavo no valía nada. Pero un noble valía mucho. El castigo para un hombre dependía de la ofensa. Si un esclavo golpeaba a otro esclavo, su castigo era mucho menor a si golpeaba a un noble. Quizás recibía la muerte por tal transgresión.
Entonces, imagínense ofender a un ser infinitamente Santo. Imagínense lo que es ofender al Creador de todo el universo. Imagínense lo que significa escupir la cara de Aquel que es infinitamente perfecto. El castigo debe ser infinito. Porqué? Porque el castigo depende de la gravedad de la ofensa. El pecado es algo infinitamente grave sencillamente porque es una ofensa contra Dios, quien es infinitamente Santo.
Lo que merecen todos los hombres es ser castigados eternamente. Entonces, si Dios castigara a un hombre por sus pecados, lo cual debe hacer pues es Justo, lo debería hacer por la eternidad, porque su falta fue infinitamente grave. Ven a lo que se refiere Simpson. Cómo es entonces que Dios salva a los hombres si los debe castigar eternamente por su grave pecado? Veamos entonces nuestro tercer punto.
C. Cristo es nuestro sustituto
Si Dios es infinitamente Santo, y si nuestro pecado es infinitamente grave, entonces, como puede un hombre ser reconciliado con Dios? La última vez leímos parte del Salmo 49, que muestra claramente que ningún hombre puede redimir a otro hombre.
Si un hombre quiere redimir a otro hombre, es decir, rescatarlo del castigo que merece, y según nuestro pasaje, este castigo es la ira de Dios, este sustituto debe pagar la condena que el otro merecía. Qué implica esto? Implica que el sustituto debe ser castigado y por lo tanto, siendo un hombre pecador, no puede redimir a otro si antes no paga sus propios pecados.
Pero si sus propios pecados son infinitamente graves, implicaría que merece sufrir la ira de Dios por la eternidad, y entonces no podría nunca rescatar a otro hombre del castigo que merece por sus pecados. Es aquí donde entra el razonamiento de Anselmo.
Al final de su obra, Cur Deus Homo?, Anselmo intenta responder esta pregunta. Anselmo escribe, «quien puede hacer esta satisfacción por el pecado sino solamente Dios mismo…Mas nadie debe hacerla excepto el hombre; de lo contrario el hombre no hace la satisfacción por el pecado. Por lo tanto es necesario que el Dios-hombre la hiciera.» [6]
Es decir, lo que Anselmo planteó es que un ser que fuera Dios y no hombre, u hombre y no Dios, no calificaría para satisfacer o propiciar a Dios. Porqué? Porque para propiciar a Dios por los pecados de hombres se requiere de un ser que sea Dios, pues se requiere de una ofrenda infinitamente valiosa, y requiere ser hombre para que pueda redimir a otro hombre, y pagar por los pecados que los hombres cometieron en contra de Dios. Fueron los hombres los que pecaron, por lo tanto debe ser un hombre el que pague lo que Dios demanda.
Con este razonamiento Anselmo escribe, «Es necesario que la misma persona que debe hacer esta satisfacción o este pago sea perfecto Dios y perfecto hombre, [escuchen atentamente] pues nadie puede hacerlo excepto aquel que es verdaderamente Dios, y nadie debe hacerlo excepto aquel que es verdaderamente hombre.» [7] Lo que Anselmo dice es que nadie puede satisfacer a Dios sino Dios mismo, y nadie debe satisfacer a Dios sino el hombre, pues fue él quien ofendió a Dios.
Es así como Anselmo en su libro introduce a Cristo, Aquel quien es Dios y hombre. Cristo, según las enseñanzas bíblicas es enteramente Dios y enteramente hombre. Es por ello que Él es el sacrificio perfecto, pues siendo Dios puede satisfacer a Dios, y siendo hombre puede pagar la deuda tenida por los hombres.
Pero Cristo se ofreció libremente, como leímos hoy en la mañana en Gálatas 2: 20, no como deudor, pues la Biblia nos deja muy claro que Cristo fue perfecto y sin pecado, y por lo tanto no merecía morir, sino que se entregó libremente para la honra de Dios, quien había sido ofendido. Voluntariamente hizo lo que los hombres rechazaron hacer, y se sometió a la voluntad del Padre.
Siendo infinitamente perfecto, Cristo pudo propiciar a Dios. Esta es la sabiduría de nuestro Dios. El Padre decretó en la eternidad enviar a Su Hijo a encarnarse, para que viviera una vida perfecta en la tierra, sin pecado, y muriera en la cruz, sufriendo la ira entera de Dios por el pecado del pueblo que Dios había escogido en la eternidad. Sólo así puede un hombre pecador ser redimido, es decir, si un sustituto que sea hombre y que tenga infinito valor paga su deuda. Lo que dice la Biblia es que todos los hombres están destituídos de la gloria de Dios. Pero también nos dice que sólo hay un hombre con un valor infinito, este es Dios-hombre, Cristo.
Cristo, entonces, fue nuestro sustituto. Él pagó el castigo de Dios, Su Santa Ira, Su abandono, por nuestros pecados. Dios cargó sobre Su Hijo nuestros pecados, para que por medio de la fé en Él fuésemos nosotros justificados. Es decir, fuimos declarados justos, sin pecado, por la obra sustitutiva de Cristo en la cruz. El versículo 24 dice, «siendo justificados gratuitamente por su gracia.» Gratuitamente, es decir, sin que lo mereciéramos, fuimos justificados. Qué amor y misericordia la de nuestro Dios! Qué podemos decir sino las mismas palabras de Pablo, «!!Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! !!Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!» (Romanos 11: 33).
III.Conclusión
Las buenas nuevas declaradas en la Biblia es que Dios envió a Su Hijo para que muriera, fuera sepultado, y resucitara al tercer día, para que en la cruz le fueran imputados los pecados de un pueblo de hombres escogido por Dios, sufriera la ira de Dios para pagar y satisfacerle por esos pecados, para mostrar que Dios es Justo y que no permitirá que la maldad quede impune, y así imputar Su perfecta justicia a aquellos que vengan a Él por fe.
Existe una teoría de la expiación llamada, «Teoría de la influencia moral,» en la cual se enseña que la cruz simplemente debe influenciarnos, quebrando nuestros corazones cuando pensamos en lo que Cristo sufrió. Esto es un error. Cristo tampoco murió en la cruz sólo para servirnos como ejemplo de sacrificio, como leímos la vez pasada del hereje Charles Finney. La cruz sirvió para satisfacer la ira de Dios y así manifestar Su Justicia.
Dios no nos ama a nosotros primero. Dios se ama a Sí mismo infinitamente, y su objetivo principal es manifestar Su gloria a todo el universo. Y una de las maneras en las que hace esto es manifestando que es Justo y que el pecado será castigado. La cruz refleja esto. Que quede bien claro en nuestras mentes que la cruz más que para manifestar el amor de Dios para nosotros, fue diseñada principalmente, y según nuestro pasaje, para manifestar la Justicia de Dios.
Aplicaciones
1. Para los creyentes: En 2 Cor 5: 21 Pablo dice que «Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.» Dios cargó sobre Cristo nuestros pecados, y lo castigó a Él, al que no tenía pecado en nuestro lugar. Dios descargó toda Su Santa ira, abandonando a Su Hijo con quien había tenido perfecta comunión por la eternidad, por nosotros. Con qué fin? Para que por medio de la fe fuésemos justificados, es decir, que por medio de la fe en Cristo, su justicia perfecta nos fuera imputada a nosotros.
Qué hicimos nosotros para ser reconciliados con Dios? Nada! Absolutamente nada! Cristo dijo claramente que la luz vino al mundo y los hombres odiaron la luz pues amaban las tinieblas. Esos eramos nosotros. Pero Dios envió a Su Hijo para imputarle a Él nuestros pecados, y satisfacer así Su ira, manifestando que Él es Justo al castigar la maldad, e imputar la justicia perfecta de Cristo a los hombres que por fe vinieran a Él. Dios nos ha declarado inocentes por la obra perfecta de Cristo. Vivamos entonces como hombres y mujeres justificados. Hoy escuchamos de nuestro pastor una excelente exposición de como debe vivir un creyente…en santidad.
2. Para los no creyentes: Escuchen el evangelio! Tú eres un pecador. La ley que Dios ha puesto en tu corazón y a la que llamas conciencia te declara culpable de rebelión en contra de tu Creador. Pero Dios envió a Su Hijo, Dios mismo encarnado para que fuera el sustituto perfecto. El único que podía satisfacer la ira de Dios al derramar su sangre preciosa y sufrir el infinito tormento espiritual al haber sido abandonado por Dios y experimentado todo el peso de Su ira por los pecados de aquellos que tienen fe en Él, para que tengan vida eterna.
No hay otra manera de salvarse de la ira de Dios que está puesta sobre todos aquellos que han ofendida infinitamente a Dios con sus rebeliones y pecados. Es por ello que Pedro cuando estaba ante el concilio dijo, «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» (Hechos 4: 12).
Si piensas que estás bien con Dios fuera de Cristo te equivocas. Tus pecados son infinitamente graves, por lo cual ni tú ni nadie podrá pagarlos. Necesitarás sufrir la ira del Dios Todopoderoso por la eternidad, pues has ofendido Su infinita Santidad.
Dios no dejará pasar por alto ningún pecado. Todos serán castigados. Unos habrán sido castigados y pagados en Cristo, y otros serán pagados en carne propia por cada hombre que no haya puesto su fe en Cristo.
Si el Espíritu Santo te está condenando de tu maldad, arrepiéntete. Mira a Cristo como el único medio de salvación. No confíes en tus obras imperfectas, sino que confía en la obra perfecta de Cristo, quien sólo pudo satisfacer la ira de Dios por los pecados. Pon tu fe en Cristo y recibe Su justicia perfecta. Sólo vestido de ella podrás ver a Dios. De lo contrario continuarás vestido de injusticia y serás catsigado eternamente. Arrepiéntete y cree!
Oremos
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[1] Raymond C. Ortlund Jr. The Most Important Word in the Universe. Sermón dado el 11 de Setiembre del 2005.
[2] Ibid.
[3] Leon Morris. The Cross in the New Testament. Página 190-191.
[4] Carnegie Simpson. The Fact of Christ. Página 109.
[5] R. C. Sproul. The Truth of the Cross. Página 19.
[6] Anselmo. Cur Deus Homo? 2.6
[7] Ibid. 2.7