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Institución de la Religión Cristiana: 1.1.1 al 1.5.15

January 17, 2009

Esta es la primera entrada con respecto a la lectura anual de la Institución de la Religión Cristiana de Juan Calvino. Lo que queda claro de esta primera lectura es la profundidad del pensamiento teológico de Calvino.

El día de hoy vamos a iniciar resumiendo la lectura de la semana correspondiente al 12-16 de enero del 2009, para lograr comprender lo que Calvino dice con respecto al conocimiento de Dios y del hombre.

1.1.1-1.1.3 El Conocimiento de Dios y de Nosotros Mismos Mutuamente Conectados. Naturaleza de la Conexión.

Como un buen teólogo sistemático, el reformador inicia su gran obra argumentando que la verdadera sabiduría proviene del conocimiento de dos opuestos, Dios y el hombre.

Ningún hombre puede llegar a conocerse a sí mismo, sin desconoce al Dios que le dio todo lo que posee. Ningún hombre puede conocer la eterna bondad de Dios, si desconoce su propia pobreza. Para Calvino, no podemos desearle ni apirar a lllegar hasta Dios si antes no nos hemos disgustado de nosostros mismos.

Pero el orgullo humano hace que el hombre se crea justo, sabio y santo. Así, ningún hombre puede contemplar el rostro de Dios, sino hasta que contemple su propia injusticia y maldad. Escribe Calvino, “Tan lejos están tales cualidades dentro de nosotros, que parecen más perfectas, de corresponder a la pureza divina.”

Por lo tanto, los hombres necesitan enfrentarse a la majestad de Dios para poder reconocer su insignificancia.

1.2.1-1.2.2 Qué es Conocer a Dios-Tendencia de este Conocimiento.

Aquí, Calvino no se refiere a la manera en la que el hombre llega a conocer a Dios como Redentor, sino que se refiere a ese conocimiento primitivo que nos muestra la divinidad, ya que Dios se presenta a la humanidad primeramente como Creador y luego como Redentor en Cristo.

No es sino hasta que el hombre reconoce que todo lo que es y todo lo que tiene se lo debe a Dios, que entregará todo su ser en obediencia a Dios. Pero, la ley de la creación obliga al hombre a adorarle, pues el hombre es Su criatura, y le debe todo a Dios.

Para el hombre piadoso, el único Dios que existe es el Dios de la Biblia. Este hombre no se contenta inventando un dios falso, sino que se somete al Dios verdadero. Se somete al Dios que aborrece y castiga el pecado, y que honra y enaltece al justo. El hombre piadoso, aunque no existiera el infierno, odiaría la idea de ofenderle.

“Esta es la religión verdadera,” dice Calvino, “la confianza en Dios junto con el serio temor, que incluye reverencia y trae consigo tal adoración como lo prescribe la ley.”

1.3.1-1.3.3 El Conocimiento de Dios Implantado Naturalmente en la Mente Humana.

Todo hombre que ha existido ha tenido implantado en su mente algún sentido de deidad. la propia conciencia humana es la que le condena, cuando sabiendo que Él es su creador, no le adora como corresponde. No existe, según Calvino, ningúna nación tan bárbara como para no tener ese conocimiento de Dios.

La idolatría de los hombres deja esto muy claro. Calvino escribe, “Cuando él escoje adorar la madera y piedra en lugar de pensar que no hay Dios, es evidente de lo fuerte que es esta impresión de la deidad.” Por lo tanto, para el reformador no hay nada más absurdo que negar la existencia de Dios.

El mundo trabaja constantemente para deshacerse de Dios, ya sea escondiéndose de Su conocimiento, o corrompiendo su adoración. Esto debido a que el hombre es desde el vientre, su propio amo.

1.4.1-1.4.4 El Conocimiento de Dios Corrompido Ignorantemente o Maliciosamente.

El problema que encuentra Calvino en la Biblia es que todos los hombres son tan degenerados, que no hay lugar en el mundo donde se pueda encontrar verdadera piedad. Cuando el hombre intenta buscar a Dios, en lugar de ir hacia arriba para encontrar este conocimiento, lo que hace es medirlo por medio de su “propia estupidez carnal,” buscando siempre vanas especulaciones. esto es lo que lleva a la humanidad a la destrucción, pues en lugar de adorar al Dios verdadero, adoran a un producto de su imaginación.

Dice Calvino, analizando el Salmo 14:1 y 53:1, que cuando David escribe, “Dice el necio en su corazón: no hay Dios,” lo que demuestra es que muy dentro en su corazón reconoce la existencia de Dios, y su único deseo es suprimir ese conocimiento. Pero, por más que esconda su rostro, no puede desechar lo que es un sentido natural en su ser.

Otros, dice Calvino, reconocen que hay un dios, pero con esto roban la gloria del Dios verdadero. Esconden sus mentiras bajo la cobija de la religión, sin saber que la verdadera religión es la que está sometida a la voluntad de Dios. Estos hombres que adoran falsamente, adoran a un dios creado por sus mentes. Aquí Calvino cita a Lactancio cuando escribe, “Ninguna religión es genuina si no está de acuerdo con la verdad.”

Aquel hombre que por temor no se acerca a Dios, lo que en realidad hace es odiarle, escogiendo seguir sus deseos carnales, antes que proseguir buscando al Dios verdadero. Intentan servirle mediante obras frívolas, expiaciones sin sentido, pues en lugar de poner su confianza en Dios, la ponen en sus propias obras.

El hombre, entonces, suprime el verdadero conocimiento que tiene de Dios implantado en su corazón.

1.5.1-1.5.15 El Conocimiento de Dios Conspicuo en la Creación, y Continuo Gobierno del Mundo.

Dios, sabiendo de la bendición que es su conocimiento, ha impuesto en las mentes de todos los hombres la semilla de la religión, pero además ha manifestado Sus perfecciones en toda la estructura del universo. No hay hombre, según Calvino, que no sea un adorador. Todos, desde ateos hasta cualquier otro hombre indeendientemente de la fe que siga, es un adorador.

Debido a ese conocimiento, tanto implantado como manifestado en la creación, ningún hombre tiene excusa, por más vil y despreciable que sea. Los cielos y la tierra, escribe Calvino, muestran innumerables pruebas de la Deidad, y por lo tanto ningún hombre tiene excusa de no discernir la sabiduría creativa y caer de rodillas en admiración por el Creador.

Pero, el hombre no sólo tiene pruebas de la deidad fuera de sí, sin que también su propio ser es una manifestación del poder de Dios. Es por ello que el hombre no tiene que ir muy largo para adorar al Creador, pues su cuerpo demuestra el poder divino. Pero, la ingratitud del hombre es que teniendo todas estas pruebas, prefiere enaltecerse y llenarse de orgullo, en lugar de alabar al Dios Todopoderoso.

Inclusive, muchos son los ingratos que sustituyen la naturaleza por Dios. Muchos, inclusive en nuestros días suprimen el nombre de Dios para clamar a la naturaleza como la que está llena de sabiduría y poder. Qué mayor pecado que este? Otorgarle a la obra de sus manos la adoración que Él merece.

Nosotros debemos, al contemplar Su creación recordar que es Dios quien gobierna todo el universo, y debe ser el objeto de toda nuestra adoración y alabanza, pues aquello que ha sido creado tiene que haber venido a existir de alguien que es eterno. Y este conocimiento nos debería llevar a esperar lo que está reservado para el futuro.

Pero, tan grande es la depravación humana que nadie puede beneficiarse de estas manifestaciones que han sido impuestas por Dios. Ningún hombre vuelve el rostro hacia el cielo y adora al Creador por su poder, y otros suprimen la verdad asegurando que todo es el efecto de la suerte y la evolución ciega.

Todos los hombres erran al interpretar la creación, sustituyendo la verdad con mentiras, las cuales afectan a toda clase de hombres. Y es por ello que queda claro que todos los hombres tienen su propio dios. No hay casi hombres que no tengan algún sustituto de la Deidad, la cual es más evidencia de la ceguera espiritual del hombre.

Si el hombre, dice Calvino, es enseñado por la naturaleza, lo único que aprenderá son principios contradictorios, no porque haya algo errado en la creación, sino por su propia depravación. Por lo tanto, es un grave pecado el adorar a un dios falso, y debido a que el hombre no puede conocer a Dios mediante sus propios métodos, Dios es quien tiene que dar testimonio de sí mismo desde el cielo, ya que la creación no es suficiente para que los hombres lleguen al verdadero conocimiento de Dios.

Solamente por medio de la fe puede un hombre ser iluminado para ver la verdad, mediante la revelación interna de Dios. Pero entonces, por lo que Calvino viene diciendo, nadie puede argumentar ignorancia. Debido a que la creación apunta al Creador, ningún hombre puede escapar diciendo que no tenía la manera de llegar al conocimiento de Dios, ya que lo que hace le hombre es pervertir u oscurecer las obras de Dios, robándole Su gloria y la alabanza que merece.

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2 Comments leave one →
  1. January 18, 2009 1:06 am

    Gracias Eduardo por ese resumen.

  2. January 18, 2009 11:53 pm

    Wow!!!!! Excelente!!!!!!

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