El Concilio de Nicea y la Controversia Ariana
Cuando leemos y estudiamos la historia de la iglesia, podemos notar que la historia humana es algo circular. La historia, como dicen muchos, se repite. La controversia Ariana no es una excepción. No es una herejía arcaica e irrelevante, sino que, como veremos, es algo que persigue a la iglesia hasta el día de hoy.
Durante el cuarto y quinto siglo de esta era, existió un gran desarrollo en la teología cristiana. Los concilios tuvieron su apogeo y se estudiaron algunos asuntos que tenían que ver con la doctrina de la iglesia, que inclusive hasta eran debatidos, luchados y que luego eran aceptados como correctos por parte de la iglesia. El concilio de Nicea fue el primero, dejando por fuera el concilio de Jerusalén que vemos en la Biblia, de estos grandes concilios.
El concilio de Nicea se llevó a cabo en el año 325 d.C, y por su importancia debería ser recordado por todos los cristianos del mundo. Fue este, así como otros concilioc sucesivos los que formularon la doctrina de la Trinidad que tanto apreciamos. Pero en el año 451 d.C se dio por terminado el Concilio de Nicea, estableciendo claramente las dos naturalezas de Cristo. Por lo tanto, es claro, que entre los años 325 y 451 d.C se dio mucho trabajo teológico, y la iglesia de los siglos cuarto y quinto se dedicó a luchar por aclarar la doctrina de Dios.
Para los cristianos primitivos, sólo había un Dios. Eran monoteístas como los judíos, pero a diferencia de estos últimos, los cristianos creían que Jesús era Dios. Ellos sabían que sólo había un Dios y que Cristo era Dios, pero quizás no sabían como expresarlo. Esto queda claro cuando leemos el Nuevo Testamento. Esta doctrina es tan primitiva como la iglesia. Muchos años antes de que la iglesia considerara como ortodoxa la doctrina de la Trinidad, la iglesia adoraba al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Cuando leemos los patriarcas de la iglesia en el período pre-niceno, queda claro que ellos creían en la deidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, pero ellos actuaban como testigos de esa verdad, enseñándolo en sus sermones. Pero, eventualmente, en la historia de la iglesia, la gente desea comprender esta doctrina completamente.
Los esfuerzos más tempranos para tratar de explicar como Jesús está relacionado con el Padre tomaron dos caminos. Uno de ellos, que lo podríamos llamas “subordinacionismo,” que muestra a Dios, quien es el Padre, e íntimamente relacionado a Él, pero por debajo de Él está Cristo, y debajo de Cristo está el Espíritu Santo. A pesar de que esta visión de la trinidad mantiene la diversidad entre las personas divinas, es obvio que las mantiene totalmente separadas, y niega la igualdad y unidad de la trinidad. Otros pensaron que esta visión estaba equivocada, y tomaron el otro extremo, llamado “monarquianismo” o más frecuentemente llamado “modalismo.” Esta visión decía que Dios era uno, pero que ese Dios aparecía en diferentes modos. Cuando aparece como el Padre lo llamamos Padre; cuando aparece como el Hijo lo llamamos Hijo, y cuando aprece como Espíritu Santo, lo llamamos Espíritu Santo. Así, hay sólo un Dios. Esta visión mantiene la igualdad y unidad, pero vemos que no existe la diversidad o diferencia entre las personas. Son tan solo diferentes nombres para una misma persona.
Tertuliano, es uno de los patriarcas más importantes en esta discusión, ya que fue uno de los teólogos que más cosas hizo para intentar expresar y conceptualizar el concepto de la trinidad. De hecho, Tertuliano inventó la palabra “trinidad.” Además trajo a la mesa las palabras “sustancia” y “persona.” Pero, sin embargo, la verdadera lucha vino con el Arianismo.
Ocurrió un debate en la ciudad de Alejandría en el siglo tercero. El debate se trataba de cómo expresar la doctrina de Cristo. Quién es realmente Cristo? Esta pregunta inició un gran debate, y en el centro estaba un hombre viejo llamado Alejadro, obispo de Alejandría. Este hombre inició sus enseñanzas de la siguiente manera: “Siempre Dios, siempre el Hijo.” Esto implicaba la igualdad y eternidad de Dios y Cristo.
Pero del otro lado del debate, un brillante joven, presbítero de Alejandría llamado Arius, objetaba las enseñanzas de Alejandro, pues según decía, “sólo hay un Dios. Si sigues hablando así, terminarás con dos dioses.” Para Arius, si Dios fuera igual a Cristo, entonces “Cristo debería ser el hermano de Dios, no Su Hijo.” Además, Arius enseñaba con la siguiente frase: “Había un tiempo en que Él [Cristo] no era.” Para Arius, Cristo vino a ser una tercera cosa. No es ni Dios ni hombre, sino algo intermedio. Existía Dios, la creación y Cristo.
Esta doctrina alcanzó popularidad debido a la gran influencia gnóstica en Alejandría, en donde se creía en todo tipo de medios-dioses. Los gnósticos tenían toda una serie de deidades que descendían del cielo y que eran algo entre dios y la materia, un semidios. Con rapidez, este debate se convirtió en algo intenso, algo así como una gran convención política, según los escritos de Gregorio de Nissa. Unos luchaban a favor de Alejandro y otros a favor de Ario.
Esta situación no podía continuar así, y por lo tanto fue la ocasión ideal para el primer concilio ecuménico, ya que tuvo representantes de todo el mundo cristiano del momento. Todos estos hombres llegaron al pueblo de Nicea en Asia Menor. Constantino era emperador, y estaba muy preocupado por este asunto teológico, y por lo tanto sintió la necesidad de hacer algo al respecto, llamando al concilio. En él participaron 318 miembros, pero quizás habían cientos de personas más. De este concilio salió en Credo de Nicea.
A pesar de lo que digan muchos, los participantes de este concilio eran grandes pastores y teologos que estaban preocupados en determinar lo que la iglesia debería creer con respecto a la deidad de Cristo. El Credo dice así,
“Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a, vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo-en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.”
Permitanme comentar solo esta sección del credo que se refiere a Jesús: “engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre.“ La palabra “sustancia” en griego es homoousios. Lo que quiere decir es que Cristo es homoouisios con el Padre, es decir, de la misma sustancia, o de la misma esencia. Por supuesto que esta es una palabra extrabíblica, es decir, no la encontramos en la Biblia, sin embargo estos patriarcas de la iglesia consideraron necesari utilizar una palabra extra-bíblica para controlar el entendimiento de la gente con respecto al lenguaje bíblico. A pesar de que la palabra homoousios es una palabra que no está en la Biblia, enseña lo que enseña la Biblia.
Era además importante utilizar una palabra que no podría ser obviada por Ario y sus discípulos. Si uno decía que Cristo era homoousios con el Padre, uno no podia ser Ariano. Esa palabra fue la que se utilizó para separar a aquellos que creían en la deidad de Cristo, de los arianos. Para Ario y sus discípulos, si Cristo fue engendrado, significaba que vino a existir en un momento determinado, y por lo tanto, hubo un momento en donde no existió. Para los padres de la iglesia, Cristo fue engendrado, no creado. Nosotros sabemos que Cristo fue engendrado porque la Biblia lo dice, pero no Cristo no fue creado porque la Biblia dice que no fue creado.
Ahora, cómo explicamos lo de “engendrado”? Qué significa ser engendrado pero no creado? Muchos teologos han tratado de explicarlo, pero quiero que lean lo que escribió Gregorio de Naziansas,
“Lo engendrado de Dios debe ser honrado con silencio. Es gran cosa para vosotros aprender que Él fue engendrado. Pero la manera de Su generación no admitiremos ni que los ángeles puedan concebir, mucho menos vosotros.”
Ahora, muchos se estarán preguntando por Atanasio, uno de los heroes de este concilio, y de la iglesia primitiva. Era un hombre joven en ese momento. Llamado por muchos, “el enano negro.” Vivió en Alejandría, y tenía tan solo 25 años para el Concilio en Nicea, y por ello no jugó un papel reconocido más que detrás del telón, como asistente del obispo. Más tarde, cuando murió el Obispo en el año 328 d.C, Atanasio se convirtió en su sucesor. Fue Atanasio el que vio desarrollarse esta gran controversia de principio a fin. Inclusive luego de concluído este concilio, el debate continuó por mucho tiempo, y hasta se pensó que Ario ganaría, pero Atanasio mantuvo la ortodoxia nicena durante todo el período. Por ello estuvo exiliado en Egipto en cinco ocasiones diferentes, cuando sus oponentes parecían ganar y debía huír por su vida. La frase Atanasio contra mundum se conviritó en un proverbio en la historia de la iglesia, queriendo decir, “Atanasio contra el mundo.”
Atanasio es importante en la historia de la iglesia por dos razones. Primero, cerrar el canon de las Escrituras, pues fue el primero en dar una lista de los libros que tenemos en nuestros Nuevos Testamentos. Sólo esos libros. Segundo es la doctrina de la completa deidad de Cristo. Su libro, “De la Encarnación del Verbo,” es uno de las grandes obras de la historia de la iglesia.
Luego de Nicea, se sugirió un compromiso, esto es, la iglesia mantendría otra palabra, “homoiousios.” Esta palabra, diferente a homoousios quiere decir “de similar sustancia.” Es obvio que para Ario y sus secuaces este compromiso era muy atractivo. El debate se dio entonces, entre los que mantenían la palabra homoousios y los que mantenían la palabra homoiousios. Para algunos, que como Ario mantenían la palabra homoiouisios, eran relativamente ortodoxos, y creían que la palabra podría ser utilizada para darle un significado ortodoxo. Pero para Atanasio era demasiado peligrosa, pues el decir que Cristo es similar a Dios no es lo mismo que decir que Cristo es igual al Padre. Atanasio luchó para que la iglesia no abandonara la palabra homoousios. Para Gibbon, un historiador, era gracioso que el mundo entero se estuviera peleando por un diptongo, pero como lo dijo Warfield, “Toda la doctrina de la Trinidad en unidad y la propia deidad de Cristo residen en esa iota.” Una sola palabra establece la diferencia entre decir, “Cristo es completamente Dios,” y “Jesús es algo como Dios.”
Ario tenía la ayuda del gobierno, que creía que la solución de Ario era mucho mejor. Debido a esa ayuda parecía que Ario estaba ganando la batalla. Pero Atanasio estaba vivo y luchando junto a muchos otros por la ortodoxia. El arianismo fue condenado en el Segundo concilio ecuménico en Constantinopla en el año 381 d.C, a pesar de que había sucedido lo mismo en el primer concilio de Nicea.
Pero, es que el arianismo ha muerto totalmente? La repsuesta es no, ya que es claro que inclusive durante el cuarto y quinto siglos, fue la doctrina creída por los bárbaros europeos luego de los viajes misioneros de los discípulos de Ario. Pero aún hoy en día, sectas como los Testigos de Jehová, y muchos protestantes liberals, continuan creyendo en esta herejía.
La verdad con respecto a esta doctrina es lo que dice la Biblia en los escritos de Juan, donde llama a Cristo monogeneis, es decir “único Hijo.” Lo que este término indica es que Dios tiene solo un Hijo, y que no hay otros, y este Hijo es Cristo. Cristo no fue engendrado, sino que fue nombrado por el Padre como Su único Hijo. Lo que implica es que el Padre y el Hijo no son la misma persona, sino que son distintas.
Esta es parte de la historia de uno de los concilio que moldearon la doctrina de la Trinidad, enseñada en la Biblia.
Muy bueno tu comentatio de la historia mi querido Eduardo solo para decir que el amor de DIOS es tan grande y exede todo conocimiento precisamente porque EL mismo se hizo hombre y pago por nuestros pecados, pero si JESUCRISTO no fuera DIOS sino una creacion entonces el amor de una creacion seria mas grande que el amor de nuestro CREADOR , y el amor del PADRE no seria tan maravilloso puesto que sacrifico una creacion para salvar a otras no tendria nada extraordinario. Pero el hecho que haya sacrificado a su unico HIJO aquel que siempre estuvo con EL, porq un PADRE ETERNO tiene que tener UN HIJO ETERNO de otro modo no seria PADRE ETERNO y este es el gran amor de DIOS que nos dio asu UNICO y ETERNO HIJO JESUCRISTO para salvarnos de nuestros pecados y darnos vida eterna juntamente con EL.
el hijo de Dios es eterno, significa que no tiene fin aunque aun no esactamente kiere decir que no tiene principio. ciertamente la Biblia ensena que Diuos tiene un Hujo y que lo entrego por nuestros pecados, proverbios 8 nos dice que la sabiduria de Dios (Juan 1) el Vervo de Dios existe desde antes de la fundacion del mundo. y por El fuimos creados. el Vervo de Dios heredo el nombre de Hijo unico de Dios padre.
sugerir que EL HIJO DE DIOS tiene principio es decir que JESUS es un ser creado pero JESUS dice de si mismo antes que abraham fuese YO SOY , JESUS dice YOSOY EL ALFA Y EL OMEGA EL PRINCIPIO Y EL FIN EL PRIMERO Y EL ULTIMO AL DECIR JESUS QUE EL ES EL PRIMERO QUIERE DECIR QUE JAMAS NUNCA HUBO NADIE ANTES QUE EL Y LO MISMO DICE JEHOVA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO ACERCA DE SI MISMO. EL FUNDAMENTO DEL CRISTIANISMO SE BASA EN LA REALIDAD DE QUE JESUS ES EL DIOS ETERNO MANIFESTADO EN CARNE , ESTA REALIDAD ES EL FUNDAMENTO PARA LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD. cualquiera que no comparta este pensamiento no tiene derecho a llamarse cristiano verdadero.
Me parece acertado tu artículo, a no ser por algunos detalles, por ejemplo, cuando describes el Credo Niceno lo haces desde un enfoque “católico”. Realmente, dicho credo no se escribió de esa manera, el verdadero Credo Niceno dice así: “Creemos en un Dios Padre Todopoderoso, hacedor de todas las cosas visibles e invisibles. Y en un Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, engendrado como el Unigénito del Padre, es decir, de la substancia del Padre. Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consubstancial al Padre, mediante el cual todas las cosas fueron hechas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra, quien para nosotros los humanos y para nuestra salvación descendió y se hizo carne, se hizo humano y sufrió y resucitó al tercer día y vendrá a juzgar a vivos y muertos. Y en el Espíritu Santo. A quienes digan pues que hubo cuando el Hijo de Dios no existía y que antes de ser engendrado no existía y que fue hecho de las cosas que no son, o que fue formado de otra sustancia o esencia, o que es una criatura o que es mutable o variable, a esos anatemiza la iglesia católica,” Es importante mencionar que la palabra “consubstancial” fue sugerida por Constantino. Otro de los detalles que no fueron mencionados es que en Concilio de Nicea participó Eusebio de Nicomedia como defensor del arrianismo.