Morir por Cristo: Introducción

Para este nuevo año 2008, una de las cosas que me he propuesto es mejorar la forma en que testifico al mundo el milagro que Cristo ha hecho en mi vida. Creo que uno de las debilidades de la iglesia en la actualidad es la evangelización. En este momento hay millones de personas que nunca han escuchado el evangelio de Cristo, y que por lo tanto están perdidas en sus pecados.

Uno de los mandamientos de Cristo a sus discípulos, y entre ellos estamos incluídos nosotros, fue,

“id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” Mateo 28: 19-20

Y cuando Felipe se encontró al eunuco etíope leyendo al profeta Isaías le preguntó, “¿entiendes lo que lees?” y el etíope le respondió, “¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?” (Hechos 8:30-31). Es claro, por las enseñanzas de Jesús, que nosotros debemos proclamar el evangelio de Cristo, que es poder de salvación de Dios. Nadie puede ser salvo sin la predicación del evangelio. Porqué? Esto requiere una explicación más amplia, pero para dejarlo claro, la predicación es esencial para que una persona sea salva, debido a que por medio de la predicación del evangelio, Cristo es glorificado (2 Corintios 4: 4-6).

Pero, cuando estaba pensando en las diferentes cosas que puedo hacer para mejorar la forma en que testifico, o evangelizo, lo primero que se me vino a la cabeza fue la pregunta: Qué hizo a Pablo, Pedro, Esteban, Santiago, y muchos otros hombres, tan buenos evangelizadores? Cuando intentaba contestar esa pregunta, la única respuesta que se me venía a la mente era: coraje.

Los grandes evangelizadores a través de la historia de la iglesia han sido hombres de increíble coraje. Este coraje no es nada que ellos mismos produzcan, sino que es el Espíritu Santo el que otorga ese poder. En la iglesia el Espíritu Santo otorga dones según Su voluntad (1 Corintios 12:11), pero todos tenemos el deber de predicar el evangelio.

Creo que uno de las cosas más importantes que necesito es coraje, valor, y sabiduría, pero todo esto comienza con mucha oración y ayuno. La idea de esta serie es estudiar la historia de la iglesia, y buscar esos ejemplos del valor que es requerido por cada uno de nosotros para revolucionar la manera en la que evangelizamos. Qué mejor manera que comenzar con una historia actual, acerca de un gran cristiano, que entregó su vida por la causa de Cristo. Un hombre de los cuales el mundo no es digno (Hebreos 11:38), y que nos debe servir de ejemplo a todos nosotros, que vivimos en un mundo de comfort, paz y tranquilidad. Dicen que no hay peor trampa, para un cristiano, que la tranquilidad. La tranquilidad nos permite descuidarnos; desobedecer a Dios; centrarnos en nosotros mismos; y olvidar el dolor de ese mundo que Dios nos mandó a aliviar.

Veamos la historia de un hombre que murió recientemente por Cristo, y en las próximas entradas, hombres y mujeres de la iglesia primitiva, que tuvieron una fe inigualable, a los cuales debemos imitar.

Graham Staines, un pastor australiano, ministró por 34 años como un misionero a los leprosos en India. El 23 de enero de 1999, Graham y sus dos hijos, Phillip (11 años) y Timothy (6 años) fueron asesinados por una turba de militantes indúes. Los atacantes habían ido a un campamento cristiano en la jungla donde Graham estaba ministrando. A la medianoche la turba atacó, prendiéndole fuego al jeep en el que Graham y sus hijos dormían. Fueron quemados vivos. Cuando el fuego cedió, encontraron los cuerpos carbonizados de Graham Staines con sus brazos alrededor de los cuerpos de sus hijos.

Lo más impresionante fue la respuesta de su esposa, Gladys, quien dijo a un periódico indú, que llega a una población de más de un billón de personas en India, “Yo sólo tengo un mensaje para el pueblo de India. No tengo rencor. NI estoy enojada. Sino que tengo un gran deseo: que cada ciudadano de este país establezca una relación personal con Jesucristo quien dio su vida por sus pecados…quememos el odio y extendamos la llama del amor de Cristo.”

La esposa de Staines, impresionó a India, pues la mayoría de los indúes creyeron que ella y su hija volverían a Australia. Ella dijo que no lo haría, Dios los llamó a India, y ella por lo tanto no iba a regresar. Valientemente Gladys dijo, “Mi esposo e hijos sacrificaron sus vidas por esta nación; India es mi hogar. Espero estar aquí y continuar sirviendo a los necesitados.” Su hija, cuando los periódicos le preguntaron como se sentía con respecto a la muerte de sus familiares respondió,”Alabo al Señor de que encontró a mi padre digno de morir por Él.”

Según el testimonio de Randy Alcorn, el impacto que ha tenido el testimonio de Gladys, ha hecho que miles de indúes vengan a Cristo.

Estamos dispuestos nosotros a dar nuestra vida por Cristo. Miles de misioneros han entregado sus vidas por llevar el evangelio de Cristo al mundo. Miles ponen en riesgo sus vidas en junglas, desiertos, territorios desconocidos por amor al prójimo. Todos nosotros debemos despertar a la realidad. El mundo en el que vivimos de este lado del mundo es muy tranquilo. Debemos saber que la Biblia nos comanda a estar en pie de guerra. Porqué? Porque estamos en medio de una batalla contra principados y potestades, que tienen captivos a millones de personas; que las han cegado para que no vean el evangelio de Cristo. Despertemos y sometámonos a la voluntad de Dios, para hacer lo que nos ha ordenado…llevar el evangelio a todas las naciones.

Continúe la serie aquí:

1. Introducción
2. Los apóstoles
3. Ignacio de Antioquía
4. Policarpo
5. Justino el Mártir
6. Blandina y los Mártires de Lyon
7. Jan Hus
8. William Tyndale
9. El Mandamiento

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