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La Justicia de Dios: Su Misericordia

March 30, 2007

 

En esta serie hemos venido tratando el tema de la justicia divina. Es de extrema importancia que comprendamos que Dios es infinitamente justo y santo. Es esa infinita santidad lo que hace que deba aplicar Su Justicia a todos aquellos que no cumplen con su mandamiento. Aquellos que han estado leyendo este blog durante las últimas semanas, sabrán que ese requisito que Dios le dio a la humanidad es el de amarle y adorarle por sobre todas las cosas.Además en algunas de las entradas previas, hemos visto que todos y cada uno de nosotros es un pecador y es nuestra naturaleza desear cualquier otra cosa antes que a Dios. A eso es lo que la Biblia llama, nuestra carne. Ese pecado que llevamos dentro y que no desea tener comunión con Dios, y que su único propósito es el de desear que no exista un Dios que gobierne su mundo. Pero querámoslo o no, el Dios Todopoderoso existe, y en algún momento lo vamos a enfrentar. Ahora bien, lo queremos enfrentar como sus hijos o como sus enemigos?

Y de eso se trata esta entrada. No vamos a entrar en discusiones teológicas, ya sea el Calvinismo, Armianismo, Luteranismo, etc. Nos vamos a concentrar meramente en el hecho de que somos pecadores, de que no hay nada que odamos hacer por nuestra propia voluntad para ser salvos, y que a pesar de que Dios es justo, ha derramado su misericordia sobre la tierra.

por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios“Romanos 3: 23

Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque)” 1 Reyes 8: 46

Y no entres en juicio con tu siervo;
; Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
” Salmos 143: 2

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.” 1 Juan 1: 8

Como está escrito: No hay justo, ni aun uno No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios.” Romanos 3: 10-11

Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.” Romanos 7: 18

En la Biblia podemos encontrar muchos pasajes como estos. Es claro que Dios nos dice que como hombres todos somos perversos, pues lo único que deseamos es complacer nuestra carne, y por sí solos no podemos buscar a Dios. Pero es ahí donde entra Dios. Jehová en su eterna sabiduría, conociendo el corazón del hombre, sabía que si dependía del hombre, todo lo que se hiciera sería un desastre. Por ello, cuando hizo el pacto con Abraham, no hizo que Abraham pactara con Dios, sino que Dios mismo juró el pacto, para que su plan de que su misericordia fuera conocido por la humanidad, no se viera frustrado por un hombre.

y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigo. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.” Génesis 22: 16-18

Pero cual es esa bendición que Dios le daría a todas las naciones? Esa bendición sería la salvación. Es la salvación la muestra más grande de la misericordia de Dios. Y es la gracia de Dios, es decir, ese regalo que nos provee sin que nsotros lo merezcamos, el poder magnífico del Todopoderoso. Es esa gracia, la cual ha derramado sobre los suyos, la expresión máxima de su misericordia.Y cómo expresó Dios esa misericordia? Hace un poco más de 2000 años, envió a su Hijo, al primogénito de la creación (Colosenses 1: 15), a que muriera en la cruz del Calvario (Gólgota) cargando TODOS nuestros pecados, con el único fin de que fueran borradas nuestras transgresiones y pudiéramos ser justificados ante Dios Padre. El pacto que en Antiguo Testamento dependía de la ley, fue destruído, y Dios hace un nuevo pacto de Gracia, en donde escribe la ley en nuestros corazones y a través de lo que Cristo hizo en la cruz, transforma nuestros corazones y nuestra vida entera, para que le sirvamos por la eternidad.

He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para
sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto,
aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en
su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo
” Jeremías 31: 31-33

Si creemos en Dios y estamos concientes del hecho de que somos pecadores y más importante aún, estamos agradecidos con Dios por regalarnos algo que no merecemos, y le demostramos cada día que estamos agradecidos viviendo una vida como la que Cristo vivió, entonces somos verdaderos cristianos, y somos realmente salvos.Si nuestros frutos no son de Dios, entonces no somos hijos de Dios. Y es esa la pregunta que debemos hacernos todos los que decimos ser cristianos. Hemos sido realmente salvos? Estamos viviendo una vida sirviéndo a Cristo? Si nuestra respuesta es negativa, entonces debemos enderezar nuestros caminos y arrepentirnos y volver nuestro rostro a Dios, para que su mano haga la obra en nuestras vidas.

Muchos de nosotros estamos viviendo una vida lejos de ser cristiana. Estamos deseándo en nuestro corazón este mundo, y nos hemos alejado del verdadero principio cristiano: Servir a Dios con todo nuestro corazón. Muchos hemos quitado nuestros ojos del cielo y nuestros corazones han estado haciendo riquezas acá en la tierra, y hemos estado perdiendo las riquzas más imporantes, que son aquellas que están con Dios.

Con esta entrada lo que necesito que nos quede claro es que debemos estar agradecidos de que hemos sido escogidos por Dios para admirar su Gloria, para servirle, para amarle por siempre. Que hemos sido escogidos a pesar de que NO merecemos otra cosa más que todo el peso de la Ley de Dios, ya que somos pecadores.

Si no podemos ver que sin Cristo en nuestro corazón, somos los enemigos de Dios. Y que los enemigos de Dios serán echados en el lago de fuego, fuera de la presencia de Dios y lejos de su Gloria por la eternidad, entonces no podremos ver, ni entenderemos la majestuosa misericordia de nuestro Dios. Y no podremos agradecerle lo que ha hecho en nosotros, y mucho menos seríamos capaces de desear buscarle. Porque si no vemos que somos pecadores, entonces no estamos enfrentando el verdadero problema, y eso es justamente lo que el diablo desea. Cegarnos a la verdad. Hacernos creer que somos buenas personas, a pesar de que hemos violado todas y cada una de las leyes de Dios.

Esa fantasía, por no decir mentira, creada por el diablo, es para que la humanidad no vea su pecado y por lo tanto no intente buscar el perdón de Dios, y no vea la cruz de Cristo como lo que es: la revelación del corazón de la humanidad cuando Dios les dice que desea que le sigan. Y el corazón de la humanidad dice: “Crucifíquenlo, crucifíquenlo”. En realidad debemos buscar muy dentro de nuestro corazón. Amén.

 

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  1. August 6, 2008 9:44 pm

    Amén…

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