Romanos 8: 26-27

“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.” Romanos 8:26-27

De todo lo que hemos venido hablando del Espíritu Santo, podemos ver otra diferencia entre el cristianismo y el resto de las religiones. El cristianismo cree en la existencia de un solo Dios, y que existen tres divinas personas, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Esto es lo que llamamos la Trinidad. La Iglesia no aceptó esta doctrina porque la Biblia mencione a la Trinidad. De hecho, en la Biblia nunca se menciona ni siquiera esa palabra. La razón es porque la Biblia claramente expresa que existe solamente un Dios, pero revela además a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esa es la realidad bíblica, y estamos bajo la responsabilidad de tomarla como una verdad, y tener muy claro que debido a nuestra mente finita no podemos comprender ciertas cosas de Dios.

Porqué menciono esto? Debido a que en Romanos 8 es uno de los lugares en la Biblia donde se habla más acerca de Él (versos 2,4,6,11,13,14,15,16,23). Y ahora en estos versos Pablo nos ayuda a ver otra de las acciones del Espíritu Santo. Analizando estos versículos podemos hacernos varias preguntas:

1. Qué es lo que pide el Espíritu Santo cuando intercede por nosotros?

Primero leemos que en el verso 26, que el Espíritu pide porque nosotros no sabemos lo que debemos pedir, debido a nuestra debilidad, y además lo pide conforme a la voluntad de Dios (verso 27).

Nosotros sabemos que tenemos que pedir por fe, esperanza, y poder para guardar la ley de Dios. Es decir, lo que Pablo está diciendo aquí no se refiere al propósito de Dios que ha sido revelado en la Biblia.

Pablo quiere hacernos ver que debido a nuesra debilidad (nuestra carne), nosotros no podemos conocer el propósito secreto de Dios para nuestras vidas. Por ejemplo, no sabemos si debemos orar pidiendo para que sanen nuestras enfermedades, o para que nos fortalezca para poder soportarlas. Esto pues sabemos que todos y cada uno de nosotros va a sufrir en esta vida (Romanos 8:18-25).

Podemos ver ejemplos en la vida de Pablo, por ejemplo, cuando soportaba lo que algunos historiadores creen eran ataques de gota, nos dice que en tres ocasiones había orado ya a Cristo para que se lo quitara, pero Él le había dicho que esa enfermedad era para la gloria de Cristo:

“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera, respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Or tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” 2 Corintios 12: 7-9

Luego mientras estaba encarcelado en Roma, ha pedido morir para estar lo más pronto con Cristo, pero que si la gloria de Cristo va a ser mayor mientras él se encuentre en prisión, entonces por el bien de la iglesia, lo soporta:

“Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.” Filipenses 1: 22-24

Con todo esto, Pablo quiere que veamos que nosotros no sabemos como resultará más exaltado Cristo en nuestras vidas, y por ello el Espíritu intercede por nosotros para que eso ocurra, y Cristo sea magnificado en nuestro sufrimiento. Ese es el único propósito del Espíritu Santo: Qué la gloria de Cristo sea exaltada y magnificada.

2. Cómo es que el Espíritu intercede por nosotros?

Al final del verso 26 dice: con gemidos indecibles. Para entender esto debemos aclarar ciertas cosas. Primero, los gemidos corresponden a un universo en corrupción (verso 22), y el Espíritu NO está expuesto a esa corrupción, pues es Dios. Lo que quiere decir Pablo con esa frase es que esos gemidos, son nuestros gemidos, que son dirigidos por el Espíritu Santo (versos 15-16). Él inspira nuesros gemidos y testifica que somos hijos de Dios al mismo tiempo.

Intercede por nosotros, moviéndose en nuestros corazones para que nuestros gemidos, que son inspirados or Él, se basen en el deseo de exaltar la gloria de Cristo en nuestras vidas y creando la incertidumbre acerca de que es lo mejor para nosotros. Por eso dice que no sabemos lo que debemos pedir (verso 26), pero estamos seguros que quremos que la gloria de Cristo sea exaltada.

El Padre (el que escudriña los corazones-verso 27) escucha nuestros gemidos, capta el deseo de que Cristo sea exaltado, nota la inspiración del Espíritu Santo y lleva a cabo lo que debe pasar según Su propósito, para que la gloria de Cristo sea magnificada. Es increíble saber entonces, que nuestros gemidos son el trabajo del Espíritu Santo a favor nuestro y no en nuestra contra. Podemos notar entonces que la intención de Pablo no es que desfallezcamos en nuestros sufrimientos, sino que tengamos esperanza de que Cristo será exaltado en ellos, pues Dios rabaja en nosotros para que eso ocurra.

Quiero hacer un punto aparte aquí. Debemos tener muy claro que todo el propósito de Dios en el universo es demostrar la gloria de Su gracia. Esto es claro en toda la Biblia:

“Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.” Isaías 43: 6-7

“según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” Efesios 1:4-6

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5:16

“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” 1 Corintios 10:31

“Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” 1 Pedro 4:11

Entonces, Dios hace que nosotros debamos orar a Él, para que no olvidemos que dependemos totalmente de Él, para vivir, despertarnos, trabajar, comer, beber, amar, ser fieles, etc. Oramos porque esa fue la manera que Dios estableció para humillarnos y hacernos totalmente dependientes de Él, para que Él se lleve la gloria de todo lo que hacemos.

“E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.” Salmos 50:15

Pablo entonces, quiere que sepamos que Dios es el que trabaja en nosotros, por medio del Espíritu Santo para que se lleva a cabo el propósito de Dios en nuestras vidas, y debido a que nosotros no sabemos ese propósito, entonces el Espíritu de Dios guía nuestras oraciones para que eso ocurra, para que Cristo reciba la gloria siempre.