Las Parábolas de Jesús: Evangelización
Hoy comentaremos uno de los llamados más importantes a los que fuimos llamados todos llos cristianos. Quiero que dejemos de pensar en Dios como nuestro siervo, a quien pedimos lo que se nos ocurre y esperamos que nos lo dé. La única verdad es que Dios NO nos debe nada y por el contrario nosotros le debemos la vida por la salvación que nos dio, únicamente por la gracia que hemos recibido gratuitamente, sin que lo mereciéramos.
La parábola que vamos a analizar se encuentra en Mateo:
“Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.” Mateo 25: 14-30
Qué nos quiere enseñar Jesús con esta parábola? Según leemos en Romanos 12: 6, Dios nos dice que todos y cada uno de nosotros recibimos diferentes dones de acuerdo con la gracia que recibimos de Dios. O sea, que los dones de un apostol son diferentes de los que recibe un profeta, ó un teólogo, ó un maestro, misionero, etc.
“De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe” Romanos 12: 6
Además de que nuestros dones dependen de la gracia que nos ha dado Dios a cada uno, también se nos dice en ese mismo pasaje, que ese uso de los dones depende de la medida de fé que tengamos. Recordemos que la fé no es algo que nosotros decidamos o podamos aumentar por nosotros mismos, ya que es un regalo de Dios:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” Efesios 2: 8
Aquí es donde muchos pueden preguntárse porqué hace Dios ésto? Porqué Dios da a cada uno diferentes dones, dependiendo de la medida de la fé y de la gracia? Para entender ésto debemos pensar primero que ninguno de nosotros, según lo que dice Romanos 3: 9-12, merece ni siquiera un talento (según la parábola), y además Dios nos responde a esa pregunta en Mateo 20, donde dice:
” ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?” Mateo 20: 15
Recordemos que Dios en su perfecta e infinita sabiduría ha diseñado a cada uno de nosotros dependiendo del rol que Él ha planeado desde antes de la fundación del mundo para nosotros en Su Iglesia. Nuestro lugar en la Iglesia de Cristo ya fue determinado por la soberana voluntad de Dios.
“Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso” 1 Corintios 12: 18
Volviendo a nuestro comentario, ya que a cada uno de nosotros le ha sido otorgado una medida de fé y de gracia para que desempeñe un rol que Dios determinó desde siempre, cada uno de nosotros está en la obligación de ejercitar sus dones espirituales al máximo y dar el servicio que Dios ha demandado de nosotros. No solo para hacer lo que Dios nos ha comandado específicamente a cada uno de nosotros de acuerdo a los dones, sino también porque con ello crece nuestra fé y con ella nuestros dones.
“Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás” 2 Tesalonicenses 1: 3
Y qué es lo que Dios nos pide que hagamos con nuestros dones. Vayamos a 1 Pedro para responder a ésta pregunta:
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.”
1 Pedro 4: 10-11
Todos y cada uno de nosotros debe utilizar los dones que Dios nos ha otorgado para servir a los demás, y para que al final, en todo lo que hagamos Dios sea glorificado. Como hemos dicho en otras entradas, ésta es la finalidad de todas las cosas que Dios ha hecho. Entonces, es Dios quien decide los dones que le otorga a una persona, para que ella se desenvuelva en el rol que Dios determinó para ella en Su Iglesia. Lo que hagamos con estos dones tiene sus consecuencias, ya sea para bien o para mal (versos 19-30). Por ejemplo, temor y la pereza pueden prevenir que una persona interactúe para la gloria de Dios con el mundo. No estoy diciendo que debe pertenecer, ni hacer las cosas del mundo, ya que la Biblia dice que nosotros no pertenecemos al mundo, sino, que debemos utilizar esos dones para atraer más personas a Cristo. Veamos que a pesar de que el siervo malvado no perdió el talento que el señor le había dado, no obtuvo frutos. Veamos las razones que da el siervo: MIEDO y PEREZA. El siervo dice que tuvo miedo del amo y además no quiso trabajar para que lo que su amo le había dado prosperara.
Ahora cómo hacemos para saber cuales son nuestros dones? Mi único consejo es que se conviertan en teólogos. Cada uno de nosotros debe estudiar la Biblia. Cada uno de nosotros debe convertirse en un teólogo. La búsqueda de Dios se basa primero en conocerle, y debido a que todos sabemos que la Biblia es la palabra de Dios que nos fue revelada; el estudiarla es igual a que Dios nos hablara a cada uno de nosotros. Sólo metiéndonos de lleno en el estudio de la Biblia podemos saber que es lo que Dios ha planeado para cada uno de nosotros. Unos estamos hechos para enseñar, otros para ser misioneros, otros para alabanza, otros para ser pastores, etc. Al fin y al cabo todo se basa en una sóla función: SERVIR A LOS DEMAS.
Muchos aún esperan que Dios les hable al oído sin que ellos se esfuercen en buscarle. Lo más fácil es saber que la palabra de Dios (La Biblia) es la revelación de Dios para todos nosotros y que leer la Biblia y estudiarla es lo mismo a escuchar la voz de Dios. Trabajemos y esforcémonos en aprender de Él y discernir los dones que nos ha dado para servir a otros. Amén.


Veamos las razones que da el siervo: MIEDO y PEREZA
Me siento fatal.
Esta tarde teníamos que poner una mesa en el parque y predicar y yo no he ido por esas dos mismas razones: Miedo (de hablar delante de la gente y de volver a recibir sus insultos), y pereza.
No lo haré más.
Al fin y al cabo todo se basa en una sóla función: SERVIR A LOS DEMAS
Exacto…