La Cruz: Resurrección y Ascención
En esta entrada hablaremos acerca de lo que sucedió posterior a la muerte de Cristo. Sus discípulos, con los cuales había compartido aproximadamente 3 años de su vida, enseñándoles acerca de los misterios de Dios, haciendo milagros en su presencia; en el momento de la crucifixión y muerte, se encontraban llorando su muerte, pues a pesar de que le reconocían como el Hijo de Dios, aún no entendían el misterio. Estos hombres, se acobardaron y dejaron a Jesús sólo, entre una multitud de personas que por razones políticas y sociales querían asesinarlo. Inclusive algunos de sus propios hermanos, como Santiago, se negaban a creer que Jesús era el Cristo.Algo muy importante que debemos tener en cuenta es que Dios fue quien entregó a Jesús para que fuera muerto. Ese es el gran misterio que los apóstoles no entendían. Dios, en su soberanía, decidió entregar la vida de Su Hijo en propiciación de nuestros pecados. Entonces, entendiendo esa soberanía de Dios, es decir, que nada puede ocurrir sin que Dios no lo permita, podemos ver que Dios organizó el mundo de tal forma para que se pudiera cumplir lo que Él había reveado a su pueblo cientos de años antes.
Jesús mismo predijo su muerte, días antes de que ocurriera (Lucas 18: 31-34). Pero si leemos muy claramente vemos que ninguno de los apóstoles podía entender lo que el Salmo 22 quería decir, y mucho menos lo que Jesús les estaba diciendo. Me es fácil entender como ellos, viendo a Jesús en carne y hueso, no entendían lo que quería decir Jesús con la resurrección, a pesar de que había revivido a otras personas antes.
Y ahora que Cristo estaba muerto, imaginaban lo peor y se sentían derrotados, con el ánimo caído, más que todo por sentir la verguenza de no haber hecho nada por prevenir su muerte. Con esto no quiero decir que lo hubieran logrado, ya que nada podía impedir lo que Dios tenía programado desde siempre, dada su omnisapiencia.
Pero, me imagino que Pedro, sabiendo que Cristo le había dicho que lo iba a negar en 3 ocasiones (Lucas 22: 31-38), se sentía muy mal al enfrentar la realidad y saber que no fue lo suficientemente valiente para ayudar a Jesús. Todo esto lo digo pensando como un hombre que ha desilusionado a seres queridos y sabiendo lo mal que eso se siente.
Pedro y los demás apóstoles se sentían desilusionados de sí mismos y lloraban pues además pensaban que todo se había acabado. Pero faltaba la otra parte del misterio. Cuando las mujeres iban camino a la tumba, al tercer día después de la muerte de Cristo, vieron a los soldados romanos que habían sido paralizados ante la presencia de un ángel que había rodado la piedra frente a la tumba. Estas mujeres, María Magdalena, María y Salomé (Marcos 16: 1) entraron en la tumba y no enontraron el cuerpo. Salieron asustadas pensando que lo habían robado y se les aparecieron dos ángeles que les dijeron que Cristo había resucitado.
Cristo se le aparece a María Magdalena después y le dice que vaya a buscar a los apóstoles y especielmente a Pedro para que sepan la gran noticia. Porqué le da esta orden? Creo que la razón es para levantarles el ánimo. Recordemos que ellos estaban desmoralizados, culpándose probablemente por la muerte de Cristo, y Jesús quería hacerles saber que estaba vivo y quería que lo presenciaran. Los apóstoles no creyeron a María Magdalena, pero Pedro fue a la tumba y cuando no encontró el cuerpo, se fue a Galilea como Jesús le había dicho a la mujer (Lucas 22: 11-18).
Una vez en Galilea Jesús se les presenta a los apóstoles pero Tomás, que n o se encontraba con ellos, no cree la resurrección, pero una vez que mira la evidencia que Jesús tiene en su cuerpo, cree le alaba.
Pero no sólo a los apóstoles les apareció. La Biblia nos dice que Jesús anduvo enseñándole a difrentes personas todo lo que decía el Antiguo Testamento acerca de Él, con el fin de que pudieran cumplir la misión que les iba a dar, eso es, predicar las buenas nuevas a todas las naciones. Por cuarenta días anduvo Cristo predicando (Hechos 1: 3) y se le apareció a quinientas personas aproximadamente (1 Corintios 15: 6). Muchas de estas personas se encontraban vivas en el momento en que Pablo predicaba a Cristo, lo cual fortalecía la resurrección como un hecho histórico, ya que nadie podía refutarlo.
Una vez que Cristo les enseña los misterios acerca del plan de Dios dado en el Antiguo Testamento, Cristo les da la misión de evangelizar a las naciones y luego sube al cielo en cuerpo y alma y se sienta a la derecha del Padre. Amén.

