Renunciando a la Idolatría: Venerando el Dinero
“Si puse en el oro mi esperanza, Y dije al oro: Mi confianza eres tú;Si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen, Y de que mi mano hallase mucho;Si he mirado al sol cuando resplandecía, O a la luna cuando iba hermosa,Y mi corazón se engañó en secreto, Y mi boca besó mi mano;Esto también sería maldad juzgada; Porque habría negado al Dios soberano” Job 31: 24-28
En esta entrada vamos a hablar acerca del amor a las riquezas. Creo que muchos de nosotros se pueden identificar con esto. Cuántos de nosotros no hemos deseado tener el auto último modelo, vivir en una mansión, poder salir de paseo y gastar dinero sin tener que preocuparse por el mañana? Si ponemos la mano en nuestro corazón, muchos de nosotros levantaríamos la mano aceptando que así hemos vivido.El amor al dinero ha traído destrucción en la vida de muchas personas, e inclusive en la vida de muchas iglesias “cristianas”. Este mal ha calado en el cristianismo y ahora vemos doctrinas en donde se enseña la “prosperidad material” que según los hombres que así lo enseñan, Dios quiere darnos. En otros casos vemos como se construyen “palacios” para los servidores de Dios (Vaticano), etc. El deseo por las riquezas ha causado divorcios, división familiar, en fin muchos males. Familias enteras se pelean por ver quien se queda con la mejor parte del legado de algún familiar que ha muerto. Verdaderamente es algo trágico.
Lo importante de esta serie, es que vamos a tratar de entender que el deseo de tener riquezas es idolatría, y por lo tanto es pecado ante los ojos de Dios. Veamos que nos dice la Biblia:
“Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” Lucas 16: 13
Como leímos en la introducción a esta serie, en éxodo 20 comprendemos que Dios nos exige que le adoremos únicamente a Él. Nos dice claramente que NO debemos tener otros dioses. Pero cómo se convierte el dinero en un dios? El amor a ser rico, nos transforma. En algunos casos entregamos nuestra vida al trabajo para hacer dinero; en otros casos delinquimos para ganar dinero fácil; hacemos negocios sucios para ser ricos; y perdemos de vista a Dios. En otras palabras, ese amor al dinero, nos hace olvidar que Dios es el dueño de nuestras vidas y que el único fin por el cual fuimos creados fue para alabrale y adorarle.Si trabajamos en exceso, nos gana el cansancio y no tenemos tiempo para estar en contacto con Dios diariamente; si delinquimos es porque no tenemos a Dios como ser supremo en nuestra vida y por ello nos dedicamos a hacer lo malo. Lo importante es que comprendamos lo que vimos en las entradas previas: Si rompemos el primer y único mandamiento de Dios, de seguro pecaremos. O sea, si no adoramos a Dios con todas nuestras fuerzas y tenemos otros dioses, entonces somos pecadores. La Biblia claramente nos lo dice:
“por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3: 23
Dios nos enseña que no debemos desear ser ricos, por el contrario nos dice que debemos pedirle que nos dé justo lo que necesitamos, para que no querramos pecar. Si Dios nos da demasiado, entonces nos saciamos de excesos y vicios, olvidando a Jehová quien nos lo dio. Y si no nos da la que necesitamos, entonces robamos y pecamos contra Dios. Es muy claro que Dios nos demuestra que tan malagradecidos somos los seres humanos.
“No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario;No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.” Proverbios 30: 8-9
Claro que Dios a algunos les da riquezas. Pero esas riquezas son para que Dios sea glorificado (Lucas 3: 11). Pero cuántos de nosotros ayudamos a aquellos que no tienen que comer? Y cuántos de nosotros hacen que Dios sea glorificado a través de esa ayuda? La verdad es que muy pocos. Porqué digo ésto? Sencillamente porque la mayoría de nosotros cuando ayuda a algún desamparado, lo primero que hace es vangloriarse, en lugar de que esa ayuda haga que más personas entiendan que sólo hay un Dios el cual ha derramado su gracia sobre nosotros.Pero entonces qué es lo que Dios quiere que hagamos? Dios quiere que destruyamos ese ídolo. Que dejemos de adorar a el falso dios del dinero. Ese dios que domina la vida de muchos de nosotros, y nos ha alejado de la presencia de Jehová. Quiere que le amemos y le demos gracias por todo lo que nos ha dado, que reconozcamos que Él es el único Dios, y que lo recibamos como nuestro señor. Dios quiere que seamos sus siervos y no siervos del dinero.
“Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.” Lucas 14: 33
Puede hacer alguno de nosotros ésto? Podemos renunciar a nuestros ídolos? La reflexión no es si podemos, por el contrarios, es que debemos hacerlo. Si queremos ser salvos, debemos renunciar a todos los otros ídolos que tenemos en nuestras vidas. Con nada vinimos a este mundo y con nada nos iremos. El problema de ser esclavos del dinero es que nunca nos saciamos. Siempre queremos tener más. Somos sus esclavos, mas Dios es nuestro libertador.
“No temas cuando se enriquece alguno, Cuando aumenta la gloria de su casa;Porque cuando muera no llevará nada, Ni descenderá tras él su gloria” Salmos 49: 16-17″Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.” Eclesiástes 5: 12
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” Mateo 6: 19-21
Vean lo impactante de esa frase. Si amamos a las riquezas, ahí está nuestro corazón. Mas Dios desea que nuestro corazón esté en el cielo. Por lo tanto debemos hacer riquezas en el cielo, y no en la tierra. Cómo? Siendo siervos de Cristo e imitándole en todo lo que Él nos enseñó.Para concluir, me gustaría que pudieramos discutir este último versículo:
“El que confía en sus riquezas caerá; Mas los justos reverdecerán como ramas.” Proverbios 11: 28
Dios nos dice en este pasaje que aquellos que tienen otros dioses, y en este caso, el dios del dinero (riquezas) perecerán. Serán condenados porque pusieron su fé y su amor a un dios que los hizo sus esclavos, y quitaron sus ojos del Dios verdadero, Jehová. Pero por otro lado nos dice que los justos renacerán. Quienes son los justos? Todos aquellos que han sido lavados con la sangre que Cristo derramó en la cruz, han sido justificados dice la Biblia. Por lo tanto, todos aquellos que hemos aceptado que Cristo es Dios; que vino a la tierra a ministrar; que murió por nuestros pecados; que murió porque nosotros estando en nuestros pecados merecíamos morir, y en la gracia que derramó sobre nosotros nos dio slavación; y que resucitó y se sentó a la derecha del Padre y se le dio toda potestad sobre todas las cosas; entonces aquellos que asi lo hemos hecho, hemos sido justificados y por tanto hemos nacido de nuevo a una vida al servicio de Cristo.En otras palabras, aquellos que confían en Cristo como el único Dios, y que creen que Él es el único que nos puede salvar, entonces esos serán salvos. No pongamos nuestros ojos en las riquezas materiales. Pongamos los ojos en el reino de los cielos, y busquemos santificarnos para llegar ahí. Jesús es el único camino (Juan 14: 6). Destruyamos ese dios que existe en nuestras vidas. Y como hizo Josías con los ídolos que existían en Israel, destruyamoslos (2 Reyes 22 y 23). Amén.


EXELENTE QUIERO SABER SI ES UNA IGLESIA O UNA PERSONA SIN NINGUN VINCULO EGLESIATICO