Día del Señor 18
46. ¿Qué quieres decir cuando declaras que “ascendió al cielo”?
Que Cristo, ante los ojos de sus discípulos fue levantado de la tierra al cielo y permanecerá allí para nuestro bien hasta que venga de nuevo para juzgar a los vivos y a los muertos.[1] Mark 16:19; Luke 24:50, 51; Acts 1:9-11. [2] Rom. 8:34; Heb. 4:14; 7:23-25; 9:24. [3] Matt. 24:30; Acts 1:11.
47. ¿ Pero, no está Cristo con nosotros hasta el fin del mundo como nos lo prometió?
Cristo es verdadero hombre y verdadero Dios. En su naturaleza humana Cristo no está ahora en la tierra pero en su divinidad, majestad, gracia y Espíritu no está ausente de nosotros, ni por un solo momento.[1] Matt. 28:20. [2] Matt. 26:11; John 16:28; 17:11; Acts 3:19-21; Heb. 8:4. [3] Matt. 28:18-20; John 14:16-19; 16:13.
48. Si su humanidad no está presente dondequiera que está su divinidad ¿No están entonces las dos naturalezas de Cristo separadas la una de la otra?
De ninguna manera pues siendo que su divinidad no está limitada y está presente en todas partes es evidente que la divinidad de Cristo está ciertamente más allá de los lazos de la humanidad que Él tomó pero al mismo tiempo…su divinidad está en y permanece personalmente unida a su humanidad.
[1] Jer. 23:23, 24; Acts 7:48, 49. [2] John 1:14; 3:13; Col. 2:9. 49. ¿Cómo nos beneficia la ascensión de Cristo al cielo?
Primero: Él aboga por nuestra causa en el cielo ante la presencia de Su Padre. Segundo: Tenemos nuestra carne en el cielo garantía de que Cristo, nuestra Cabeza nos llevará consigo al cielo como miembros suyo que somos. Tercero: Él nos envía su Espíritu Santo a la tierra como garantía. Por el poder del Espíritu ponemos como objetivo de nuestras vidas no las cosas terrenales sino las de arriba donde está Cristo sentado a la derecha del Padre.[1] Rom. 8:34; I John 2:1. [2] John 14:2; 17:24; Eph. 2:4-6. [3] John 14:16; Acts 2:33; II Cor. 1:21, 22; 5:5. [4] Col. 3:1-4.

